[OPINIÓN] Hipócritamente hipócrita

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Se acusa a la sociedad peruana de ser hipócrita. Exigimos a otros lo que no estamos dispuestos a hacer nosotros. Queremos que todos cumplan la ley, pero deseamos un privilegio cuando se trata de un caso propio.

Este razonamiento es utilizado por Luis Davelouis, en un artículo[1] publicado recientemente en un diario local, para justificar la aprobación legal del aborto por violación.

Para el efecto difama a una institución de la Iglesia Católica (algo muy poco creíble pues los seguros privados no suelen cubrir legrados cuando la paciente está embarazada) y de paso pretende debilitar la posición pro-vida.

Lo cierto es que aunque sea verdadera la historia, los razonamientos de defensa de los derechos humanos del concebido no pierden legitimidad; no obstante, en el fondo tiene razón. A veces somos hipócritas y nos cuesta reconocerlo; nos resulta más fácil ver los defectos de los demás y no fijarnos en los propios. Lo mismo pasa con los razonamientos en favor o en contra de alguna postura.

Sobre el aborto se ha dicho mucho y parece un diálogo de sordos. Por un lado, se remarca el derecho a la vida del concebido, olvidándose del sufrimiento o trauma de la mujer; por el otro, se habla de que ella debe tener el poder de decisión sobre la vida de su futuro hijo, cerrando los ojos a que esta nueva vida es distinta a la de la madre.

Creo que una solución es que el Estado piense en los dos seres humanos afectados y ofrezca a la mujer, una ayuda psicológica seria y oportuna, y se enfoque en una política pública que se dedique a crear hogares para estos niños que las madres no quieren tener. Es comprensible que la mujer víctima de tal vejación no quiera saber nada de ese hijo y, por tal razón, el Estado debe ocuparse de que ello sea así. Asimismo, en esta problemática se debería hacer presente la solidaridad por medio de la ayuda privada para esas criaturas, que por cierto, no tienen ninguna culpa.

Si actualmente se le da “casa y comida” al delincuente, ¿por qué no hacerlo con el fruto de tan repudiable acto, que es totalmente inocente?

¿Y qué pasaría en el caso de que la mujer pida interrumpir el embarazo en el centro de salud pública? Se le debería dar una consejería oportuna y enseñarle que los derechos humanos son universales e inmutables, que no dependen de las apariencias, ni de la edad, ni de la capacidad intelectual y que los derechos de uno terminan donde empiezan los del otro; y tendría que brindársele toda la ayuda legal, económica, emocional y psicológica. Es importante señalar que de ninguna manera se le puede hacer sentir peor de lo que siente acusándola de asesina, a la vez que se le explica que todo tiene un límite.

Soy consciente que estos temas son muy dolorosos, especialmente para la víctima de la violación, por lo que debemos dar respuestas humanas y razonables dentro de un Estado de Derecho.

Fuente: idehpucp.pucp.edu.pe


[1] http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-san-hipocrita-2219963