Con muchos cambios sobre el esquema de partidos anteriores, Perú salia al campo para enfrentar a Uruguay con la consigna de seguir con esperanzas de clasificar al Mundial de Nueva Zelanda de la categoría. El “Chino” Rivera buscó corregir los errores notorios ante Argentina cambiando tanto el sistema de juego como diversos jugadores, dándole chances a algunos nombres como Zurek, Grados y Ramos. Sin embargo, Perú fue sometido por el dueño de casa, como era de esperarse, por un abultado 3-1, en el que quedó claro que nuestra única chance de llegar al Mundial de este año es un milagro, ya que el nivel de todos nuestros rivales es notoriamente superior.
El primer tiempo mostró a una selección peruana compacta en la marca, buscando claramente mantener el cero en su arco, con una pareja de centrales rechazando cada pelota que se acerque, con ambos laterales más enfocados en defender que en atacar y con Peña más cerca a la línea formada por Aquino junto a Páucar. La “Blanquirroja” se mostró, como lo venía haciendo a lo largo de todo el campeonato, con pocas ideas en ofensiva, sin profundidad por las bandas, ni buenas asociaciones que quiebren la solidez defensiva de los uruguayos y, sobre todo, con Succar solitario, buscando recibir pelotazos largos para crearse por sí mismo jugadas de peligro, fallando en el intento. La selección “charrúa” era amplia dominadora del juego, con la posesión clara del balón, buscando asociar un juego frontal que siempre tuviese como objetivo el arco peruano y con una asfixiante presión sobre todo el sector defensivo de Perú, desde Peña hasta Grados. Si bien Uruguay no tenía oportunidades claras de gol, en parte por el buen trabajo defensivo que realizaban los peruanos, el transcurso del partido mandaba que el gol cayera por su propio peso, y así llegó, luego de un rechazo corto de Bernaola que dejó a la defensa desequilibrada, un genial pase a espaldas de la defensa para Acosta que, tras un buen movimiento, definió con clase ante la salida, un tanto displicente, de Grados, abriendo el marcador que derrumbó todas las esperanzas de los hinchas nacionales.
Luego del primer gol, como era de esperarse, Uruguay retrasó sus líneas con la idea de intentar liquidar el compromiso a base de contragolpes, dándole espacios a Perú para rotar el balón y elaborar juego para que quede desequilibrado atrás donde sus delanteros puedan moverse con facilidad. Es así como apareció, por primera vez en todo el Sudamericano Sub-20 el llamado a ser la figura del equipo, el que lleva la “10” en la espalda por su capacidad de desequilibrio, el pensante, Sergio Fernando Peña Flores. La selección puso la pelota al piso, comenzó a dar pases a ras del suelo con Peña como el distribuidor más importante y de esta manera comenzó a llegar al arco, sin mucha claridad, pero con la esperanza de que el empate no era imposible. No obstante, además de un par de remates de Peña que pasaron cerca del arco, no se llegó a concretar y de esta manera, con el juego sin sobresaltos para ninguno de los equipos, terminó la primera mitad con la ventaja para la “celeste”.
Para el segundo tiempo, se esperaba una tendencia similar a como terminó el primer tiempo, con Uruguay esperando sus oportunidades basándose en espacios brindados por Perú, que salió a buscar el empate, haciendo ingresar a Beto da Silva para retroceder a Peña a la primera línea para que comience a elaborar jugadas de peligro desde atrás. Empero, una pelota perdida por el ingresado da Silva fue bien entregada al extremo Castro que desbordó para llegar a la línea de fondo, dejando atrás dos peruanos, para sacar un centro venenoso, que dejó a dos peruanos más desparramados por el piso, que recibió Amaral para asistir a Pereiro quien, tras un amague brillante, colocó la pelota pegada al palo derecho de Grados, y desatando la algarabía de todo el Estadio Gran Parque Central. Es así como con justicia, el cuadro “charrúa” ampliaba su ventaja, colocándose como el indudable ganador del encuentro. El partido entró en un trance con dominio compartido de ambos equipos, con Uruguay encontrándose las oportunidades más importantes, que no se concretaron gracias a dos intervenciones felinas de Grados. Sin embargo, ocurrió lo menos esperado por todos los espectadores, Perú llegó con un córner que sobró a la primera línea defensiva para que el ingresado Adrián Ugarriza, tras un buen movimiento dentro del área para soltarse de su marca, se encuentre el balón y con un cabezazo sobrio agite las redes, devolviéndole esperanzas a la “Blanquirroja” de tentar un empate.
Tras el descuento, la tónica del partido no cambió, con un control alternado de la pelota, siempre con chances más claras para Uruguay y con la selección nacional buscando el empate con más ímpetu que ideas, con la inyección futbolística de los jugadores ingresados, tanto Beto como Ugarriza. Lamentablemente para las expectativas del equipo del “Chino” Rivera, Uruguay amplió el marcador tras una gran jugada colectiva. Luego del gol, el partido tuvo un bajón en el rendimiento de ambos cuadros y de esta manera se concretaron los 90 minutos.
Una decepcionante derrota que nos deja con algunas situaciones en el campo para seguir corrigiendo, sobre todo el hecho de buscar una idea futbolística que pueda aplicarse con los jugadores convocados y que le brinde al equipo los resultados esperados. Asimismo, es importante trabajar el aspecto psicológico, en todas las categorías de la “Blanquirroja”, para poder tener la actitud que nos permita jugar con el marcador en contra y superar los errores, esa que se ven en equipos como Argentina o Uruguay que se refleja en las clásicas ganas de no perder. Si bien es complicado trabajar para este torneo, y con cada vez menos esperanzas de clasificar al mundial, hay que aprender de nuestros errores para futuro y seguir creciendo.