La Cuba que debemos olvidar

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La llegada a cuba de la Secretaria de Estado para Latinoamérica, Roberta Jacobson, genera en los Estados Unidos y en el mundo muchas expectativas sobre una serie de negociaciones que no solo terminarían con el aislamiento económico cubano, sino que también permitirían una posible reforma estructural en el represivo gobierno del Estado castrista quien mantiene asfixiado a un país que espera con ansias un mercado más amplio y libre donde mediante el esfuerzo y dedicación se pueda mejorar la calidad de vida.

En un reciente viaje a la Habana logré visualizar las grandes diferencias entre el Estado cubano y los demás países latinoamericanos. Diferencias, eso sí, tanto positivas como negativas. Pero no es fácil percatarse de los aspectos negativos de Cuba, ya que como toda dictadura, este ha construido para los turistas una realidad diferente a la vida tradicional del pueblo cubano. Una prueba clara es el uso de la moneda: mientra que el dinero para turistas (CUC – Peso convertible cubano) cuesta igual que el dólar, la moneda tradicional socialista es únicamente para el uso de los cubanos. El Gobierno utiliza los CUC’s para tener un control de los ingresos por turismo y evitar la publicidad de su terrible inflación (1 dólar americano = 27 pesos cubanos). Otra particularidad del país caribeño es la baja tasa de criminalidad, esto da a los turistas una percepción total de seguridad. Sin embargo, este logro no es producto del “Hombre Nuevo Revolucionario” ni de su mayor grado de conciencia, sino, por el contrario, nace del represivo sistema penal cubano.

Cuba es uno de los países con mayor índice de población penal del mundo: 510 reos por cada 100.000 habitantes. Ello debido a que castiga fuertemente la reincidencia, ostenta la pena de muerte y mantiene un Código Penal que no garantiza el debido proceso.  Según el octavo artículo del código penal cubano, la reincidencia del delito te garantiza una pena con un aumento del 50%. Es también sancionada con privación de libertad de 3 meses a un año a las personas que “inoportunen a otros con requerimientos homosexuales”. Con medidas tan represivas y con una brutalidad estatal que no garantiza el debido proceso, la isla caribeña deberá, si quiere llegar a abrirse a un mundo respetuoso de los derechos del hombre, regular su política penal.

Saliendo un poco más de la zona turística, se puede  visitar los barrios populares de Virtudes y Las Águilas, donde se percibe inmediatamente la precariedad de las condiciones de vida de los pobladores. En un domicilio de La Habana viven aproximadamente entre cinco y seis familias, y esto no se debe a su población (dos millones de habitantes), sino a que Cuba no ha desarrollado un boom inmobiliario que soporte el aumento poblacional. Y es que ellos no solo no encuentran cómodos precios de viviendas, sino que su insignificante salario (aproximadamente 20 dólares al mes) no les alcanza.

En cuanto a la educación, Cuba, por su baja tasa de analfabetismo y la buena preparación de los maestros es considerada uno de los países con mejor sistema educativo según el último informe del Banco Mundial; además,  teniendo en cuenta también que la tasa de desempleo cubana es una de la más bajas del mundo (2% a diferencia del Perú que cuenta con 5%), se podría pensar que los jóvenes cubanos salen de estudiar listos para mejorar el país y llevarlo a la cabeza de los estándares internacionales en diversas materias. Sin embargo, la dura realidad económica los obliga a buscar la supervivencia, y abandonar aquellos sueños de grandeza.  No es difícil encontrarse a un taxista graduado como físico nuclear en la Universidad de la Habana conduciendo para sobrevivir en vez de estar investigando para el desarrollo de su país.

Esta es la Cuba que se puede conocer con tan solo un viaje, el comunismo cubano ha mantenido políticas y medidas económicas asfixian a una población con todas las capacidades de salir adelante. Esta es la Cuba que debemos olvidar mediante constantes diálogos que nos llevarán finalmente a tener un Estado latinoamericano más democrático, respetuouso de los DD.HH, y  sobretodo, un mejor nivel de vida para sus carismáticos ciudadanos.