La cultura popular en el Perú

13.395

Diversos autores han afirmado que la cultura siempre va a estar resguardada por la cúpulas intelectuales de las sociedades, cito como ejemplo a los Ilustrados,  grupo de intectuales de la época que dieron origen a la revolución francesa y a la Independencia de las Indias. Sin embargo, los medios de comunicación, conforme fueron pasando los tiempos, han ayudado a difundir los sentimientos, pasiones y conocimientos del pueblo llano, dando así origen a la cultura popular.

Ella nace en la época de la Colonia como resultado de la fusión del pensamiento hispano con las costumbres, idiosincrasia y manifestaciones religiosas de las diversas culturas nativas americanas creando así nuevas manifestaciones sociales como el sentimiento indigenista del Inca Garcilazo de la Vega, y de culto como lo es  la veneración al Señor de los Milagros (producto de la especulación y los trumas propios de la sociedad limeña[1]). En el arte colonial se puede notar la intención de la escuela cuzqueña por manifestar la simbología andina a través de las obras pictóricas En el ámbito de la moda, las mujeres de la élite limeña vestían con saya y manto dando origen a la “tapada limeña”, posteriormente, las mujeres de las clases sociales bajas copiaron esa forma de vestir y fueron creando nuevos estilos y diseños, clara manifestación de la “populización de la cultura”.

Las migraciones fueron un factor esencial en la diversificación de la cultura popular. Cada una de las personas que arribaron a nuestro país trajeron consigo su pasado, sus danzas, su religión y su forma de ver el mundo, entre otras cosas. No se entendería nuestro emblemático festejo si los esclavos africanos no hubiesen contribuído con su cultura. Tampoco se entenderían mitos como el del “cuco” si es que las amas de leche no hubiesen cuidado a los hijos de los patrones.

Cuando se dio la masiva migración de chinos al Perú, ellos también trajeron consigo costumbres muy particulares como sus formas únicas de preparar la comida. El resultado, a largo plazo, fue el Chifa, emblema en la actualidad de nuestra gastronomía. Sin embargo, no todas nuestras costumbres son foráneas. El misticismo de nuestras culturas ancestrales es un punto imprescindible de la cultura popular. La brujería se convertió en una manifestación cultural tan importante que ha llegado hasta nuestros días. ¿Quién no ha escuchado hablar del mal de ojo, de la pasada de huevo, de los amarres amorosos? Muchos creen fervientemente en eso e incluso resulta rentable dedicarse a la chamanería.

Fue la radio la cual permitió difundir la cultura popular y enriquecerla con su aparición, el Perú entero se sorprendió con aquel aparato capaz de trasmitir noticias desde lugares muy lejanos en tiempo real. Llegó a ser un artefacto  masivo, hasta en los lugares más recónditos del territorio nacional existía uno de esos aparatos. La música comenzaría desde ese momento a escucharse por todo el país. De hecho, ya existía música típica regional, como los huaynos por ejemplo, pero la radio fue su medio de propagación. Se fueron creando emisoras  regionales, como DELCAR de Chiclayo[2]. Los grupos de música locales tuvieron la oportunidad, por vez primera, de ser escuchados en todo el territorio nacional. Al ver que estos grupos se hacían exitoso, muchos otros aparecieron. Chabuca Granda[3], nacida en el ceno de una acomodada familia de Abancay en 1920, llegó a ser una de las mayores propulsoras de la música peruana. Y es que ella es la primera que rompe con la rítmica convencional del vals peruano; además. el lenguaje que emplea en sus canciones no es el típico lenguaje de los antiguos valses de salón. Existe en ella una fusión que sorprendió en su tiempo, esa fusión se dio porque decidió abrazar a la cultura popular. La Flor de la Canela, que Chabuca compuso pensando en una negrita, doña Victoria Angulo[4] que paseaba siempre por el Puente de los Suspiros, es, por ejemplo, considerada por muchos como nuestro segundo himno nacional,. Además sus canciones hablan de nuestras diversas tradiciones culturales como es el caso de Jose Antonio, que hace alusión al chalán y al caballo de paso peruano. Sin duda alguna, con la ayuda de la radio, las canciones de Chabuca Granda comenzaron a llenar de patriotismo a todos sus connacionales.

La posterior llegada de la televisión también fue un factor determinante para la difusión de la cultura popupar. En los programas televisivos peruanos se puede notar la esencia de la idiosincrasia peruana, como es el caso de Trampolín a la Fama, (1967-1996), en donde Ferrando le abrió las puertas a los nuevos (y actuales) talentos nacionales.

En los años 1961-1998[5], se dio una descontrolada migración en Lima. Los pobladores de las provincias más empobrecidas comenzaron a migrar hacia la capital en busca de neuvas oportunidades no solo laborales sino también de servicios, educación y calidad de vida. Esta migración impulsó la propagación de la cultura popular, los migrantes llegarían a Lima con su visión del mundo, con sus creencias locales, con su música, su comida, su tradición. Y es en Lima donde comienza se fusionan por fin todos estos factores. De un momento a otro la Lima señorial dejó de existir. Ciertamente comenzó a crecer de una forma desordenada, lo que dio origen a la Lima deforme que tenemos hoy en día. Entre otras cosas, las migraciones orginaron el triste centralismo peruano. Durante ese trancurso de tiempo se creo el término “Lima la gris”, que ahora se usa practicamente  como un apodo de nuestra capital. Ejemplos concretos de esa fusión pueden ser la gastronomía, hoy en Lima conseguimos los platos típicos de todas las regiones del Perú y en los quioscos se vende, junto a las Galletas Chaplín, bolsitas de mote o chifles. Ahora, en la fiestas, se escucha en huayno o cumbia sin mayores reparos.

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) es el mejor escritor peruano del siglo XX, y uno de los mejores cuentistas nacionales, fue capaz de capturar entre las líneas de su literatura a esa Lima grande, deforme, gris, de la que hablábamos en el párrafo anterior. Uno de sus libros más emblemáticos es la antología de cuentos La palabra del mudo. Cuando a Ribeyro, allá por el año 1973, su editor le pregunta ¿por qué La palabra del mudo?, él responde:

“Porque en la mayoría de mis cuentos se expresan aquellos que en la vida están privados de la palabra, los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia sin sintonía y sin voz. Yo les he restituido este hálito negado y les he permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus angustias”[6]

La migración masiva a Lima trajo consigo no solo la cultura popular, sino también la pobreza, y la discriminación poniendo en vitrina los abismos sociales. Julio Ramón Ribeyro, al decir marginados, olvidados, se está refiriendo a aquellos, que por culpa de la migración masiva, no tuvieron oportunidad alguna para progresar en Lima. Logra plasmar la idiosincracia del peruano, tanto de la clase alta como de la baja. Logra, a través de su pluma, atraparnos en el arribismo del peruano, como es el caso de don Fernando Pasamano, en su cuentro El banquete; en Los hombre y las botellas, por ejemplo, se pueden notar también los defectos de la sociedad de aquel entonces. Ribeyro representa a la narrativa con carga social y , al igual que Chabuca Granda, él abrazó a la cultura popular insertándola en su literatura.

La cultura popular es, en definitiva, parte de nuestra vida cotidiana, parte de nuestro pensamiento, parte de nuestro pasado, presente y futuro. Nuesta cultura popular es la que ha moldeado nuestra identidad y nos ha ayudado a unificarnos más como nación haciendo que las creencias de las distintas clases sociales se mezclen para formar una sola masa. Debemos defender y promover el mestizaje de nuestra cultura, pues eso nos llega de tradición. La fusión se ha dado y se seguirá dando haciendo que, alguna forma, nos vayamos acostumbrando a nuestras propias costumbres.


[1] La sociedad limeña tenía un gran temor a los temblores. Cuando ocurrió el terremoto de 1655, los limeños buscaron refugio psicológico donde sea. Al encontrarse la imagen del Cristo de Pachacamilla en pie, todos los pobladores lo atribuyeron a un milagro. Las autoridades de la época aceptaron sacar a pasear la imagen una vez por año. Aunque el miedo limeño, en otra ocasión, hizo que la imagen recorriese Lima varias veces en un mismo año.

[2] http://portal.fachse.edu.pe/sites/default/files/UN2-Facundo.pdf

[3]Entrevista a Chabuca Granda por Soler Serrano: http://www.youtube.com/watch?v=ITtak9MT_wo

[4]Entrevista a Chabuca Granda por Soler Serrano: http://www.youtube.com/watch?v=ITtak9MT_wo

[5]INEI: http://www.inei.gob.pe/biblioineipub/bancopub/Est/Lib0018/cap34001.htm

[6]Ribeyro, Julio Ramón: La palabra del mudo (I), Editorial Planeta, segunda reimpresión: marzo de 2011. Página 7.