La doble moral de la izquierda peruana, por Carlos Arias

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En vísperas de noche buena el presidente Pedro Pablo Kuczynski indultó al ex mandatario Alberto Fujimori. Como mencionó en el mensaje a la Nación que brindó, fue una muy difícil decisión, tal vez la más difícil de su vida. A raíz de este suceso, se convocaron numerosas marchas y protestas, incluso el día de mañana se realizará una marcha nacional en contra del indulto brindado al ex presidente que derrotó a Vargas Llosa en las elecciones del 90.

Sin embargo ¿Qué tan coherentes son estas marchas convocadas en su mayoría por grupos, ONG´s y agrupaciones de izquierda? Es un poco curioso, además de la pregunta formulada, cómo algunas parlamentarias de Nuevo Perú, Marisa Glave e Indira Huilca, fueron las primeras en salir en entrevistas afuera de Barbadillo, recabando información para tratar de demostrar que el indulto fue llevado a cabo de manera irregular, que Enrique Mendoza ministro de Justicia mintió, que la premier Mercedes Aráoz se burló en todos los peruanos, etc.

Nadie discute que el indulto fue otorgado de una manera irregular, que fue muy obvio el trueque que hubo entre Kenji, representando a una especie de “nuevo fujimorismo” y Pedro Pablo al canjear la no vacancia por el indulto de su padre, es claro que el presidente cometió un gravísimo error en no seguir un debido proceso, que es un principio que él tanto lo ha defendido en su discurso en el pleno el día que se debatía la moción; es claro que el presidente solo busco beneficiar su pellejo importándole muy poco las formas para poder tomar una decisión tan importante y controversial como es liberar a un ex presidente acusado de autoría mediata de una serie de violaciones de derechos humanos; es claro que tal vez una vez más PPK se haya puesto en disposición del fujimorismo, pero señores no sean doble cara, no caigamos en fanatismos y pasiones, de ahora salir a marchar, a gritar a todo pulmón, de indignarse, de soltar arengas, de recorrerse todas las calles del Centro de Lima, que cuando fue indultado el terrorista Gerardo Saravia, por la causal de diabetes, nadie dijo nada, nadie salió a marchar, las calles lucían con tránsito normal y pasó desapercibido, Marisa Glave no salía indignada en medios de prensa, Indira Huilca mucho menos.

El ejemplo mencionado, refiriéndome a casos en nuestro país; sin embargo, cuándo se ha visto que la izquierda haya expresado su rechazo al genocida Fidel Castro, como diría el político Jose Antonio Kast, inclusive cuando falleció le hicieron homenajes públicos. Recordemos lo que se llamó “la primavera negra”, en la que Fidel ordenó el encarcelamiento de más de 75 activistas opositores sin respetar el derecho del debido proceso, pero sobre todo el fusilamiento de tres jóvenes negros por el secuestro fallido de una lancha de pasajeros que brindaba servicios en la bahía de La Habana. Al respecto la Corte Interamericana de Derechos Humanos (En adelante la CIDH) señaló que según la tipificación para las ofensas cometidas por las que en ese entonces eran las presuntas víctimas no preveía la pena de muerte, sino únicamente la privación de la libertad, lo cual evidentemente no se respetó.

En conclusión, si algo comparto con la izquierda peruana, y creo que compartimos todos los peruanos, es que el indulto otorgado por el presidente ha sido un “intercambio” de favores, un juego sucio del ejecutivo con el grupo de fujimoristas encabezado por Kenji; pero si en algo estoy en desacuerdo con el grupo político mencionado, es que no existe la posibilidad de que se indignen por un indulto a un ex dictador, pero no se indignen del mismo modo, ni protesten y llenen las calles por otro dictador, violador de derechos fundamentales como lo fue Fidel Castro, o por el indulto a un ex terrorista. Sean consecuentes con sus acciones respecto de las banderas que tanto defienden.

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