La Eurasia de Vladimir Putin y de Alexander Dugin, por Piero Gayozzo
«Tradicionalismo, misticismo, conspiracionismo, religiosidad, fantasía y nacionalismo se mezclan en la retórica bélica y reaccionaria de Dugin, la cual, lamentablemente, se materializa en las políticas y las acciones de Putin».
A pesar de que a finales de marzo las tropas rusas se retiraron de las proximidades de Kiev, en las últimas semanas Rusia ha seguido desatando el infierno entre los ciudadanos ucranianos. Dichos ataques tienen una carga ideología además de mortal, pues representan un claro desafío a Occidente. No solo se trata de una advertencia de que Rusia sigue en el juego internacional y de que no tiene reparos en realizar incluso agresiones militares si sus intereses se ven desafiados, sino una señal de Rusia de que algunos cambios deben realizarse en el plano político internacional. Por ello, la actual situación de la OTAN y de la UE deberían preocupar al mundo libre.
En otra columna se revisó la visión que Vladimir Putin posee para Rusia, aquella idea de construir y resguardar un mundo ruso que se encuentra amenazado desde sus cimientos civilizatorios por el avance del pensamiento liberal y de las políticas occidentales. La creencia de que Rusia es una civilización que trasciende a las organizaciones sociales y políticas que la gestionan y que posee un rol en el escenario mundial es una de las principales premisas del conocido como “Rasputín de Vladimir Putin”: el filósofo Alexander Dugin, un pensador que se dice ha influenciado decisivamente en el gobernante ruso y su proyecto de nación.
Alexander Dugin es uno los autores rusos más influyentes en los círculos de la extrema derecha europea y norteamericana. Su obra cubre distintos análisis geopolíticos sobre Rusia, contribuciones a la geopolítica teórica y a la formación de estudios “etnosociológicos”, además del intento por construir una Cuarta Teoría Política que supere al liberalismo, al comunismo y al fascismo; sin embargo, no está alejado de la controversia. El trabajo de Dugin ha sido identificado por diversos autores como fascista, extremista (Laurelle, 2019), esotérico, conspiracionista (Golunov, 2015) y promotor de una visión apocalíptica y dualista de la política internacional que no es sino un intentor por secularizar la escatología clásica (Shnirelman, 2018).
En efecto, la obra de Dugin es, por decir lo menos, peculiar. Sumergido en el relativismo postmoderno, Dugin no tiene reparos en rechazar la existencia de verdades universales, pues resulta conveniente para su narrativa la adopción de los microrrelatos como cosmovisiones vigentes y ciertas para determinados grupos humanos y contextos. Al hacerlo Dugin asegura la validez de un marco teórico que desde un análisis riguroso carecería de sustento y con el cual construye su visión de país, construye su proyecto para Rusia. La perspectiva duginiana (2015; 2012) considera que la comunidad rusa es una civilización que no es ni occidental, ni oriental, sino euroasiática y que se caracteriza por ser la continuadora del Imperio Bizantino y de la tradición regional, por ello, Rusia es vista no como un país, sino como bloque civilizatorio definido por poseer una población conservadora, sacrificada, idealista, honorable, leal y preocupada por el colectivo étnico-cultural (llamado por él como “narod”). Como era de esperarse, Dugin incluye en la narrativa a un némesis de la civilización rusa, se trata de un enemigo histórico al cual identifica como el Anticristo y no es sino la “civilización de los mares”, es decir, el Reino Unido, y sus naciones derivadas como Estados Unidos.
Dugin resalta el hecho de que, si bien hoy se identifica a la Federación Rusa como el representante del bloque euroasiático, en realidad, dicha civilización comprende muchos terrenos administrados por otros países actualmente. Por ello, es preciso al afirmar que la única manera de que Eurasia garantice su seguridad territorial será a través del control militar de dichas naciones. Una vez lograda su reestructuración, Rusia, como civilización euroasiática, estará lista para desafiar a su enemigo. Siguiendo esta lógica, en su narrativa, Rusia ocupa un rol mesiánico en el plano internacional, pues será la responsable de acabar con la influencia internacional casi monolítica de Estados Unidos y abrir el camino hacia la multipolaridad, un escenario alejado de la globalización homogenizadora y en la que el pluralismo de civilizaciones se manifestará. Este será el momento en el que los Daseisn (espíritus nacionales) despertarán y con ellos la tradición y los valores de los bloques civilizatorios recuperarán su lugar en la historia. De ahí que Dugin intente promover esta visión compactada en lo que ha bautizado como Cuarta Teoría Política, un proyecto internacional que consiste en reunir a todos los movimientos y organizaciones tradicionalistas, conservadoras, postfascistas, fascistas, religiosas, nacionalistas y similares, en una coalición antimoderna, antiliberal y antioccidental. El mismo Dugin indica que una vez que los Daseins de las naciones despierten y sus visiones culturales vuelvan a gobernar sus tierras, la posible competencia y conflicto entre países podría ocurrir, pero que es una situación que será de preocupación o análisis para el futuro, es decir, lo importante de momento solo es destruir a Occidente.
El eurasianismo de Dugin es una narrativa hecha a la medida del pensamiento ruso. La dicotomía buenos-malos se representa en la competencia Rusia-Estados Unidos, el rol salvador de Rusia se ve en la asunción del país-civilización como el promotor del despertar de la humanidad. Una visión infantil, poco académica, mística y bastante ideologizada que, sin embargo, al analizar el discurso de Putin y sus últimas acciones, parecen haber calado en cierto grado en la política internacional rusa. En efecto, Dugin ha sido vinculado a Vladimir Putin por diferentes medios de prensa occidentales y se ha sugerido que podría tener relaciones directas con algunas organizaciones estatales. Incluso, se considera que Putin alineó públicamente sus ideas a las de Dugin el año 2000 tras indicar durante un discurso que “Rusia siempre se percibió como un país euroasiático”. El mismo Dugin afirma que en el texto “La Unión Euroasiática: un camino hacia el éxito y la prosperidad”, escrito por Putin y publicado en el diario Izvestia el año 2011, el actual gobernante ruso dejó en claro sus intenciones de crear un proyecto geopolítico de mayor envergadura que reúna política y económicamente a la civilización rusa para hacer frente a occidente. Dicha estrategia sería un eco directo de las demandas ideológicas propuestas por Dugin a lo largo de su obra y que configuran también parte del mito del “Mundo Ruso”.
Las ideas de Dugin son solo una nueva forma de la narrativa postfascista y extremista que sigue anclado a una época pasada. Tradicionalismo, misticismo, conspiracionismo, religiosidad, fantasía y nacionalismo se mezclan en la retórica bélica y reaccionaria de Dugin, la cual, lamentablemente, se materializa en las políticas y las acciones de Putin. Sobre si Putin ha sido influenciado directamente por las ideas de Dugin es un asunto que debe ser estudiado con mayor detenimiento, pero cierta similitud puede apreciarse en los discursos y acciones de ambos. El oscurantismo se asoma una vez más, pero ahora posee una forma que incluye a muchos pueblos y encanta a los ansiosos de poder por sus pretensiones de intelectualidad. Parece que estamos una vez más ante un choque de civilizaciones y, muy a pesar del pueblo ruso, sus gobernantes son quienes desatan este proyecto a nivel internacional y los condenan al ostracismo.
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Referencias
Dugin, A. (2012). The Fourth Political Theory. Londres: Arktos.
Dugin, A. (2015). Last War of the World-Island: The Geopolitics of Contemporary Russia. Londres: Arktos.
Golunov, S. (2015). What Should Students Know about Russia’s Enemies? Conspiracy Theories in Russian Geopolitical Textbooks. Policy Memo.
Laurelle, M. (2019). Alexander Dugin and Eurasianism. En M. Sedgwick, Key Thinkers of the Radical Right. Behind the New Threat to Liberal Democracy (págs. 155-169). Oxford: Oxford University Press.
Shnirelman, V. (2018). Alexander Dugin: Between Eschatology, Esotericism, and Conspiracy. En A. Dyrendal, D. G. Robertson, & E. Asprem, Handbook of Conspiracy Theory and Contemporary Religion (págs. 443-460). Boston: Brill.