Este proceso electoral ha sido uno de los más cuestionados, complejos y alarmantes de los últimos 15 años. Nadie imaginó esa lista variopinta de más de una docena de candidatos que postulan a la presidencia de la República del Perú. Candidatos que, más allá de su corte político e ideológico, sólo han puesto en evidencia que nuestro sistema de partidos políticos requiere urgentemente de una reforma sustancial. Hay que dotarlos de una característica esencial: la institucionalidad.
A través de la institucionalidad se permitirá establecer los cimientos para una proyección partidaria de largo plazo. Nadie quiere partidos efímeros, de corta vida, si lo que se busca es el bienestar del país con una visión a futuro. A la fecha ya son 13 los partidos que están compitiendo, nueve de los cuales corren el riesgo de no superar la valla electoral, equivalente al 5% de acuerdo a la Ley de Partidos Políticos.
En este sentido, todas aquellas agrupaciones políticas aspirantes a alcanzar la presidencia del Perú, que han invertido tiempo, esfuerzo y dinero, pero que las posibilidades de triunfar son mínimas, tienen un gran reto por delante. Hay mucho por hacer para forjar un nuevo escenario político, sólido y duradero, a fin de evitar que un proceso electoral, como el que estamos viviendo, se repita.
La participación de los jóvenes es fundamental. Lo he dicho en retiradas ocasiones: en estos tiempo modernos, con el avance del Internet y la tecnología, la juventud tiene muchas ganas de participar. Es más crítica, activa e informada. Por tanto, ya depende de la astucia de los partidos políticos en canalizar de la mejor forma este entusiasmo entre los jóvenes del Perú (18 y 29 años), cuya cifra no es nada despreciable, porque representan el 30.25% del padrón electoral. Con ellos se debe trabajar estrechamente para crear cuadros regionales, militancia y, sobre todo, poder compartir un mismo proyecto de país.
Otro aspecto de gran relevancia para la institucionalidad partidaria es la transparencia. Transparencia desde todos los ámbitos: 1) para los procesos internos de elección y nombramiento, 2) asuntos administrativos, 3) hojas de vida de sus militantes, 4) fuentes y montos de financiamiento, 5) propuestas y planes de gobierno, entre otros aspectos. Sí pues, es importante actuar de manera prolija.
La transparencia es la piedra angular para la legitimidad institucional y el funcionamiento de los partidos políticos. Si yo elijo a un candidato es porque me genera confianza y eso se logrará principalmente a través de las buenas prácticas, la ética y la probidad. No hay que subestimar al electorado, porque ellos ahora cuentan con más recursos para estar informados, para deliberar y poder emitir un juicio de valor. Además, siguen los hechos directamente mediante fuentes de primera mano. La transparencia y la confianza que emanan los partidos y sus candidatos, incidirán directamente en el resultado electoral.
Nos quedan 15 días para emitir nuestro voto. 15 días que serán decisivos para aquellos candidatos que hoy lideran las encuestas. Pero al mismo tiempo todos los peruanos y peruanas tenemos el deber de seguir construyendo un país más allá del 10 de abril. Por tanto, el papel de los partidos políticos es clave en la dirigencia del Perú. Si carecemos de líderes reales, sin visión estadista y enfrascados en sus propios intereses, nuestro escenario político no prosperará y las amenazas a nuestro sistema democrático aumentarán.