La OTAN y la Unión Europea: entre la expansión y el conflicto, por Piero Gayozzo
«La importancia de la Unión Europea y de la OTAN reside en que ambas son organizaciones supranacionales que representan y resguardan los valores del bloque occidental».
El pasado martes 5 de julio los 30 países miembros de la OTAN firmaron los protocolos de adhesión solicitados por Suecia y Finlandia. Esto significa que el proceso formal de pertenencia a la OTAN ha sido iniciado y, aunque todavía falta un paso adicional que podría tardar algunos meses- la ratificación de la adhesión en los parlamentos de cada país miembro -, su potencial ingreso está casi asegurado. Una buena noticia para la seguridad del continente europeo y una respuesta rápida a la cada vez más agresiva política exterior rusa.
Algo similar ocurrió a finales de junio. Tras la respectiva postulación, la Unión Europea le otorgó a Moldavia y a Ucrania el estatus de candidatos para la pertenencia al bloque comunitario europeo. De esta manera, se cierra el largo y tedioso proceso de postulación y acercamiento que Ucrania inició años atrás y que se vio interrumpido por la intromisión de las políticas de acercamiento a Rusia planteadas por el expresidente Viktor Yanukovych. Curiosamente, las decisiones de Yanukovych fueron las que generaron las protestas que lo llevaron a su destitución y que convirtió al Euromaidan en uno de los puntos de inflexión previos a la guerra Ucrania-Rusia.
Con ambas inclusiones pareciera que el bloque occidental se fortalece a pesar de la crisis y que se prepara para enfrentar otra agresión rusa; sin embargo, sus decisiones llegan un tanto tarde y se muestran algo desesperadas. Por un lado, Georgia postuló a la Unión Europea junto a Ucrania y Moldavia, pero le fue denegado el estatus de candidato y solo le atribuyeron el estatus de país con perspectiva europea, mientras que la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN ha sido posible tras una áspera negociación con Turquía.
Al igual que Ucrania, en las últimas décadas Georgia ha hecho lo posible por acercarse a la UE y a la OTAN. No obstante, ambos intentos atravesaron complicaciones, básicamente por la invasión militar rusa al territorio georgiano el año 2008. Ahora, en plena crisis bélica, la reciente decisión de la UE de rechazar la inclusión de Georgia ha provocado la presencia de miles de personas en Tiflis quienes han protestado como muestra de desacuerdo a la UE y por la renuncia del actual gobierno. Las razones por las que Georgia no fue aceptado destacan el ya conocido rol negativo del gobierno, el cual es catalogado como una oligarquía y acusado de no cumplir con los requisitos mínimos de estabilidad democrática. Básicamente porque el actual gobierno de turno del partido Sueño Georgiano ha sido acusado de perseguir a la oposición política, recortar la libertad de expresión y concentrar el poder estatal. A ello debe sumársele los intentos por fortalecer lazos con el Kremlin y la desestabilidad territorial provocada por el apoyo ruso a las regiones separatistas de Osetia del sur y Abjasia.
Con respecto a Suecia y Finlandia, es importante recordar que, si bien su proceso de adhesión está siendo relativamente más veloz que lo usual, ha sido posible gracias a una concesión hecha por ambos países a favor de las controversiales políticas de Turquía. Durante la reunión de miembros en Madrid, Turquía vetó la solicitud de adhesión de ambos países arguyendo que sus políticas antiterroristas se veían afectadas por el apoyo que Suecia y Finlandia prestan a miembros de organizaciones kurdas calificadas como terroristas por Ankara. La actual coyuntura política ha forzado a que los países cedan ante la demanda turca y acepten revisar su legislación, así como extraditar a algunos refugiados que aguardan condenas en Turquía.
Tanto la UE como la OTAN comparten objetivos e intereses comunes en la región. Mientras que la Unión Europea es un bloque que favorece económica, laboral y socialmente a los ciudadanos europeos, la OTAN garantiza la acción militar conjunta y organizada para lidiar con posibles amenazas a la paz y tranquilidad continental. Para lograr sus objetivos, ambas organizaciones han desarrollado políticas de cooperación, ejercicios militares, seguridad cibernética, defensa territorial y apoyo en la investigación e industria defensiva.
La importancia de la Unión Europea y de la OTAN reside en que ambas son organizaciones supranacionales que representan y resguardan los valores del bloque occidental. Independientemente de las diferencias entre las narrativas que se enfrentan en el interior de los países liberales, la capacidad de debate y diálogo que existe en su seno es el principal valor de occidente. De ahí que sea posible percibir la concreción del proyecto ilustrado, aunque sea parcialmente, principalmente en los países occidentales. El matrimonio igualitario, el acceso al aborto, la eutanasia, la separación del Estado de alguna institución religiosa, además de la libertad de expresión y a la oposición política, son, para pesar de muchos, algunos “lujos” de países occidentales.
Lamentablemente los esfuerzos de la OTAN y de la Unión Europea por reunir cada vez más países miembros ha sido frenada en reiteradas ocasiones por diferentes motivos. Quizás el más preocupante de ellos ha sido la amenazante actitud rusa. Ahora, en pleno conflicto, el tiempo apremia y deben tomarse decisiones rápidamente pues de ello depende que menos vidas se pierdan y que se pueda frenar el avance de la irracionalidad rusa.
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