Es parte de la naturaleza del ser humano descontrolarse y extralimitarse cuando experimenta nuevas sensaciones, reside en la existencia romántica del hombre ahogarse en sus ambiciones. Sin embargo cuando perteneces a un ambiente político y mediático es justamente el manejo de tus emociones lo que te permite sobrevivir para lograr cumplir tus objetivos y propuestas. Lamentablemente este no es el caso de nuestra popular pareja presidencial, durante los últimos meses no solo hemos visto la pérdida del manejo político del Ejecutivo, sino además hemos presenciado cómo las diferentes acciones obcecadas del pasado están cobrándole la factura al dúo presidencial.
Y es justamente el poco tino político lo que le está trayendo consecuencias al Ejecutivo. Ejemplo de este son las recientes denuncias de espionaje político efectuados a personajes tanto de la oposición como del entorno presidencial. Este “destape” prueba; en primer lugar, que el Ejecutivo ha comenzado con malas practicas o no tiene control sobre su propio servicio de inteligencia. En segundo lugar; si el Ejecutivo tiene malas prácticas, las pruebas demuestran que existe una fuerte desconfianza de la pareja presidencial hacia personajes de su mismo entorno y equipo.
Es justamente la desesperación de la pareja presidencial lo que ha llevado al Gobierno a realizar este reglaje, debieron haber pensado en las consecuencias de una acción tan poco democrática y poco respetuosa a un Estado de Derecho. La planificación de este seguimiento evidencia no solo un derroche de poder sino además una práctica autoritaria y poco liberal.
Las diversas acusaciones que han surgido contra la primera dama por lavado de activos están afectando la imagen, no solo de Nadine, sino del Gobierno mismo, ya que ha quedado claro para todos los peruanos que quien dirige la agenda presidencial es ella. Todas estas acusaciones y vinculaciones con Belaunde Lossio evidencian que durante la gestión presidencial, la primera dama, en razón del poder que hace gala se ha hecho de muchos enemigos.
Sin embargo, el golpe más rotundo en las últimas semanas al ejecutivo fue la derogación de la polémica “Ley Pulpín”, mostrando un gobierno débil que no puede manejar la agenda del país. Ensordecidos de poder se negaron a entablar diálogo con los opositores de la ley. Los 91 votos de su derogación evidencian que el Ejecutivo, no solo perdió esta batalla sino que como daño colateral ha perdido el control del Legislativo. En el 2011, el nacionalismo tenía 47 parlamentarios en el Congreso y con su alianza con Peru Posible construía la mayoría. Entre una de sus bajas se encuentra el admirable congresista Sergio Tejada, que la semana pasada decidió abandonar las filas del nacionalismo, por la conducta cada vez mas antidemocrática y poco dialogante adoptada por el partido.
Es por ese misma actitud que las fuerzas opositoras más importantes han decidido no participar del diálogo organizado este lunes por el Ejecutivo. Es difícil confiar en un gobierno que se muestra poco transparente, altanero y en muchas ocasiones soberbio, basta con solo ver a sus ministros y las declaraciones poco respetuosas para darse cuenta de lo intolerantes que son los nacionalistas a quienes no acatan su “poder”.
En un intento de cambiar esa nueva imagen antidemocrática decidieron llamar a dialogar a las fuerzas de la oposición. Sin embargo, el diálogo propuesto por el Ejecutivo no tuvo éxito, no solo porque las grandes fuerzas opositoras no asistieron (fujimorismo y aprismo), sino porque no fue un diálogo productivo con las pequeñas fuerzas de oposición, ninguna sugerencia de los partidos fue tomada en cuenta, solo la propuesta de desactivación de la DINI y el sueldo mínimo que, OJO, fueron sugeridas por Nadine Heredia ¿Es eso un diálogo?
En conclusión, la pareja presidencial continua perdiendo aceptación, su manejo político no ha sido el más astuto, ha conseguido más rivales que aliados, se comporta de manera poco democrática y autoritaria, no ha sabido aprovechar su ventaja de gobierno de turno y cada movida obcecada le ha traído consecuencias letales. La pareja está sufriendo en estos días todo ese derroche de poder, suerte que ya está llegando a su fin.