La superioridad del capitalismo, por Nathalie Paz Alcázar

"Los socialistas quieren que seamos todos iguales, pero gracias a Dios todos somos distintos y podemos realizar nuestros proyectos de vida de la manera que mejor nos plazca, siempre y cuando vivamos en libertad".

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“Lo que mejora las circunstancias para la mayoría, no puede ser considerado una inconveniencia. Ninguna sociedad puede ser próspera y feliz, si la mayoría de sus miembros son pobres”, dijo Adam Smith, el fundador intelectual del capitalismo.

Y es que el tan infame capitalismo es el sistema que ha sacado a más personas de la pobreza. Alrededor de la época de la independencia del Perú, en 1820, el 89% de la población mundial vivía en pobreza, en el 2015 este número era de 9%. Nunca en la historia de la humanidad ha habido tan pocos pobres como hay hoy; todos los indicadores de calidad de vida mejoraron exorbitantemente desde el desarrollo del capitalismo, sistema que cambió el curso de la historia basándose en el reconocimiento de que la riqueza crece cuando se deja actuar a las personas libremente.

En el sistema feudal y mercantilista que predominaba antes del capitalismo, si nacías rico morías rico y si nacías pobre morías pobre, sin importar lo que hicieras. El capitalismo abre la puerta para que todos podamos acceder a los mercados, a la riqueza. Los socialistas odian a los ricos, al “1%” como le llaman a ese grupo de personas que tiene más riqueza que el 99% restante. Dicen que no deberían existir millonarios mientras existan pobres, pero basta mirar a ese 1% para darse cuenta de que – la gran mayoría – merece todo lo que tiene: Oprah Winfrey era tan pobre de niña que su ropa estaba hecha de costales de papa, ahora tiene una riqueza de 2 mil 600 millones de dólares. Howard Schultz, la mente detrás del éxito de Starbucks, era hijo de un conductor de buses y creció en un barrio muy pobre, ahora tiene un patrimonio de 5 mil 400 millones de dólares. Ejemplos como estos dos, sobran. Son casos que ejemplifican la superioridad moral del capitalismo, el único sistema que premia el esfuerzo y que permite salir de la pobreza.

¿Por qué, entonces, queda tanta gente que alaba al socialismo o al comunismo? Primeramente, porque confunden lo que son. La idea errada de que los países nórdicos son socialistas lleva a creer que el socialismo funciona, si se hace bien. Pero nada está mas lejos de la verdad, los países nórdicos siempre están en los primeros puestos en todos los rankings de libertad económica, o sea que el Estado en esos países no asfixia a los empresarios, más bien les permite desarrollarse sin trabas burocráticas. Es como consecuencia de esta libertad económica que estos países pueden proveer servicios públicos gratis y de calidad. Pero no sería posible sin libertad, sin capitalismo.

El capitalismo se basa en la propiedad privada, en los mercados libres, en la poca intervención del Estado. Es una máquina de prosperidad y de bienestar, como dice el economista argentino Javier Milei. Es un sistema de paz. Es indudablemente, el mejor sistema que existe – lo cual no quiere decir que no tenga fallas, la contaminación al medio ambiente es una de ellas – pero lo que hay que hacer es seguir mejorando este sistema; no optar por recetas fallidas, injustas y empobrecedoras, como lo es el socialismo.

Cierro, parafraseando al economista Milton Friedman: “una sociedad que priorice la igualdad por sobre la libertad, no obtendrá ninguna de las dos cosas”. Los socialistas quieren que seamos todos iguales, pero gracias a Dios todos somos distintos y podemos realizar nuestros proyectos de vida de la manera que mejor nos plazca, siempre y cuando vivamos en libertad.

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