En pleno verano limeño, con planes para días de sol y de mar, interrumpidos por tomas de ciudades, de carreteras y ataques a propiedades públicas y privadas, la memoria me devuelve de golpe el asalto a una ciudad griega. Tragedia que leí hace más de veinte años.
La historia de Los siete contra Tebas cuenta que dicha metrópoliestuvo asediada por los famosos siete, quienes fueron reunidos para tomar la ciudad de los reyes Edipo y Yocasta, posiblemente muertos en ese momento. Son los hijos de ambos, Eteocles y Polinices, quienes inician una férrea batalla por la asunción del reino. Eteocles, el menor, había incumplido el pacto acordado: Reinar alternativamente durante un año. Pero, trascurrido el periodo de asumido el mando, se negó a ceder el trono a su hermano, por lo que Polinices decidió tomar las armas para hacer cumplir el acuerdo (según una versión de Eurípides).
Adrastro, suegro de Polinices convocó un ejército de gran tamaño para atacar Tebas. La expedición se conoció como la delos Siete, puesto que su líder reunió a siete de los más valientes aliados para ser adalides de las tropas. Uno por cada una de las siete puertas situada en los muros de la ciudad.
El drama, comienza cuando Eteocles recibe noticias de que siete guerreros impetuosos, se acercan a Tebas degollando animales y jurando con las manos llenas de sangre destruir y saquear por la violencia la ciudad. Además, advierten que están dispuestos a morir e inundar de sangre todo el reino (Esquilo, 2021).
Más adelante, un grupo de mujeres tebanas lloran y suplican a los dioses para que salvaguarden su patria. Sin embargo, Eteocles aparece para acallarlas y exigir que dejen de propagar el pánico. Asimismo, reclama poder organizar la defensa de la ciudad sitiada por el ejército de escudos blancos, pues el suelo del país está entregado al estrépito de los cascos invasores y no era momento para lamentos (Esquilo, 2021).
De acuerdo a Hard (2008) en la tradición épica antigua, parece haber consenso sobre el destino de los principales caudillos del ataque a Tebas: Después de un enfrentamiento inicial en el que los tebanos fueron obligados a retroceder, los atacantes intentaron asaltar las murallas, pero fueron repelidos.
En los epílogos de la obra, un mensajero refiere que todo fue bien para los tebanos en seis de las puertas, pero que el rey de Tebas y su hermano se habían matado el uno al otro en la séptima puerta (Esquilo, 2021). Esto trajo como resultado que Creonte, el tío de ambos, asuma el poder como monarca y prohíba las exequias de Polinices y los demás invasores, por considerarlos traidores a su patria.
Posteriormente, Sófocles en su tragedia Antígona, nos cuenta lo que parece ser el final de este drama fraternal: Pese a que el rey prohibió el entierro de Polinices bajo pena de muerte, su hermana Antígona, está decidida a darle los honores de un funeral. No obstante, es capturada cuando realizaba un ritual funerario a su deudo. Ella justificó su conducta, afirmando que las leyes no escritas de los dioses eran superiores a los decretosde un gobernante. Aunque fue desafiado por su sobrina, el soberano ordenó que sea confinada en una cueva (Hard, 2008).
Para finalizar, este horrísono drama, según Arancibia (2021) muestra una correspondencia histórica entre tragedia y democracia, pues gira en torno a los problemas de la justicia que se debaten en la ciudad democrática. Del mismo modo, Esquilo, Sófocles y Eurípides en sus particulares versiones del mito tebano, y a pesar de sus distintos matices, exhiben las diferentes luchas y conflictos en defensa de la democracia, que procura ante todo, mantener la paz del estado y evitar el enfrentamiento entre ciudadanos.
Referencias