La última semana la sociedad limeña ha sido testigo de un debate abierto por el accidente ocurrido la madrugada del pasado sábado 14 de marzo, en el que Mateo Silva-Martinot atropelló al joven Alejandro Ballón en el estacionamiento del boulevard de Asia. La noticia ha estado en boca de todos debido al impacto mediático originado por la posición política y económica de la familia de Silva-Martinot.
Es innegable la culpa y responsabilidad que tiene que asumir el acusado. Es impermisible conducir un automóvil después de haber consumido licor y esto no está en discusión. Mateo Silva-Martinot tendrá que asumir las consecuencias y comparecer frente a la justicia. Sin embargo, también es intolerable el odio demostrado por la sociedad peruana en casos como este. La exposición mediática que recibió el accidente dejó en evidencia la verdadera corrupción en nuestra sociedad: nosotros mismos.
¿Ustedes creen que la familia Silva-Martinot pensó al empezar el fin de semana que esto ocurriría? ¿Ustedes creen que estamos libres de que nos pase lo mismo a nosotros? Nosotros no estamos en el derecho de actuar como jueces; para eso está la ley. No podemos atacar despiadadamente a un joven de 22 años por un error que cometió. Sí, se equivocó. Sí, tendrá que pagar las consecuencias. No obstante, no podemos responder con mensajes de odio y violencia. Por el contrario, tenemos que ser personas que sepamos perdonar. ¿Por qué se nos hace tan difícil perdonar? ¿Por qué somos tan pobres de corazón que en vez de ser comprehensivos condenamos? Si un día nos llega a pasar lo mismo, lo más probable es que quisiéramos ser perdonados. Ha llegado la hora en que como sociedad aceptemos nuestras falencias y seamos motores de cambio.
En este sentido, quisiera rescatar la respuesta por parte de la familia Ballón, que fue reconocida por el ex ministro de Comercio Exterior, José Luis Silva Martinot. La unión entre las dos familias luego del trágico accidente es una muestra del perdón que debería primar en nuestra sociedad. Todos nos equivocamos de una manera u otra, pero si vamos a permitir que el odio y el rencor reine en nuestras vidas ¿cómo pretendemos avanzar como país? Seamos parte de una cultura fortalecida por el conjunto de sus ciudadanos, no de una que se destruya a causa del morbo y el odio.
Todos deseamos la pronta recuperación de Alejandro Ballón. Recemos por su bienestar y por el de su familia, para que puedan retomar su vida lo más pronto posible. Espero también que esta sea una lección para muchos. Si vamos a salir a una fiesta, tomemos un taxi o pidamos que nos recojan. No podemos poner en riesgo la vida de los demás por irresponsabilidades nuestras. Somos libres, sí, pero eso no significa que podamos irrumpir en la libertad de otros.