Las pretensiones del Cardenal, Diethell Columbus

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En estos días, el cardenal Cipriani ha propuesto que tanto el proyecto de ley sobre el matrimonio igualitario como la entrega de la “píldora del día siguiente” deberían ser sometidos a referéndum.

Ante lo propuesto por Cipriani, conviene recordar que según los artículos 31° y 32° de la Constitución Política, en concordancia con el Capítulo V de la Ley 26300, el referéndum es un mecanismo a través del cual la ciudadanía expresa su voluntad sobre aquello que es sometido a su consideración, es decir, esta consulta popular se constituye en un mecanismo deliberativo propio de la democracia directa. La forma más pura del “Vox Populi, Vox Dei”.

Ahora bien, respecto a la entrega gratuita de los AOE por parte del MINSA, el cardenal Cipriani y sus asesores legales harían bien en recordar que ello es consecuencia de un mandato judicial que debe ser cumplido sin objeciones por el Estado. En todo caso, sugiero revisar la Constitución y la Ley 26300 a efectos que pueda despejar cualquier duda legal y quede completamente claro lo inviable de su pedido, pues las disposiciones del Poder Judicial no pueden ser sometidas a referéndum.

Sobre el proyecto de matrimonio igualitario, supongo que el purpurado peruano confía en que esta iniciativa jamás verá la luz gracias a nuestra “católica y muy conservadora” sociedad. Me remito a los resultados de la encuesta publicada por Datum Internacional, en la que se indica que un 65% está en contra que personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio civil.

A propósito del tema, en estos días leí en tuiter que algunos colegas aseveran que nuestra Constitución prohíbe someter a referéndum este tipo de propuestas, empero, debemos recordar que nuestra Constitución establece claramente que “No pueden someterse a referéndum la supresión o la disminución de los derechos fundamentales de la persona”. En ese contexto, queda claro que sí es posible que se convoque un referéndum para que el pueblo peruano decida si está de acuerdo o no con la iniciativa del matrimonial gay, toda vez que este proyecto de norma no busca suprimir ni disminuir derecho alguno, sino todo lo contrario.

Sin perjuicio del hecho que estoy casi seguro que conseguirían las firmas para que se convoque a la mencionada consulta popular; coincido con Mijael Garrido Lecca cuando recuerda el juicio popular a nuestro señor Jesucristo junto a Barrabás. Ciertamente existen ocasiones en las que la voz del pueblo se deja influenciar no precisamente por la mano de Dios.

No obstante que se pueda concretar el pedido del cardenal, creo que los promotores del proyecto de ley del matrimonio igualitario deberían preocuparse primero en determinar cuál es el temperamento político del Congreso de la República sobre esta propuesta. Si recordamos, en el año 2014 una iniciativa similar fue presentada y al igual que ahora la Iglesia Católica manifestó su disconformidad y la iniciativa no pasó siquiera el tamiz de las comisiones parlamentarias.

Es obvio que existe un largo y complicado camino para esta iniciativa, pero dado el momento y de someterse a juicio popular, anhelo que como sociedad seamos capaces de enviar un mensaje de apertura a las futuras generaciones, ya que la decisión de dos personas que se aman y que buscan constituir una familia no debería ser motivo para enfrentarnos o dividirnos.

Finalmente, al igual que con #NiUnaMenos deberíamos impulsar una campaña masiva que busque combatir la homofobia en nuestro país. Quizá ese sea el paso previo que permita materializar el anhelo de muchos compatriotas homosexuales.

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