Los memes, periodismo chabacano por Alfredo Luna Victoria

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Actualmente los medios peruanos tienen un imprescindible manejo de las redes sociales que permiten una mejor comunicación bidireccional. Los clientes también son creadores de contenidos, generan respuestas y reaccionan ante cualquier acción.  Debido a esto se crearon los “memes”. Estas fotos o dibujos mal editados en algunos casos y con un contenido un poco burdo, han tenido una gran acogida dentro de los usuarios de internet. Ante cualquier problemática o tema del momento, se crean “memes”.

Es una respuesta inmediata de los usuarios. Sin necesidad de ser caricaturistas plasman la forma como ven la realidad recurriendo al humor. Muchos medios de información incluso publican como noticias los “memes” con mayor tendencia ¿Es acaso esto una degeneración de lo que conocemos como periodismo? Pues es obvio que el carácter de una caricatura periodística es completamente diferente a lo que representa un “meme”.

Las comparaciones son odiosas. Seguramente, si le preguntamos a conocidos caricaturistas como Liniers o Quino, menospreciarían lo que hoy son los “memes”. Yo comparto esa posición. Creo solemnemente en el periodismo gráfico representado en lo que son las caricaturas. Pero jamás lo rebajaría a algo tan vulgar como un “meme”. El contenido de un “meme” en ocasiones se basa en agresiones, falta de tino, bromas absurdas o alusiones. Esto hace que su información no se pueda tomar seriamente. Su única función es generar humor, es por eso que se convierten en virales y se esparcen a toda velocidad por las redes sociales.

Sin embargo el poder de este fenómeno web es tan grande que como mencione anteriormente, las grandes empresas de comunicaciones presentan estas piezas gráficas como noticias. La exigencia y la tendencia que marcan los usuarios de internet son fundamentales para no “quedarse en el pasado”. La información está pasando por un proceso de adaptación a esta era digital. Lamentablemente, hay que elegir entre unírnosles o morir en el intento de ser un último romántico del periodismo clásico.

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