Este viernes 28 de Julio, al parecer no todo será felicidad, no solo celebraremos los 196 años de vida republicana del país; sino, al parecer, tendremos que presenciar en el sillón del presidente del Congreso de la República del Perú al señor Luis Galarreta Velarde.
Para comenzar, resulta extraña esa elección interna dentro de Fuerza Popular, porque para recordar un poco, Luis Galarreta, se encuentra en calidad de invitado al partido, entendiendo que existen miembros afiliados y más antiguos que el congresista, por lo que su elección como candidato a la presidencia del Congreso se basaría en un supuesto arreglo interno, toda vez que la señora Keiko Fujimori, según La República, le prometió al congresista dicho cargo, en caso ella ganase las presidenciales, como ese no fue el escenario, le otorgó la vocería de la bancada, y al evaluar su “buen desempeño” y “fidelidad”, decidió darle la oportunidad de aplicar al cargo que se elegirá el día de hoy.
Pero ¿Qué tan beneficioso para el país será la elección de Galarreta como presidente del Congreso?
Considero que el que asuma este cargo debe tener una actitud conciliadora, frente a la situación por la que está atravesando el país. A lo largo del primer año de gobierno de Pedro Pablo, lo único que se ha podido evidenciar, con la participación de la bancada fujimorista, ha sido una actitud confrontacional, un hobby de interpelar y censurar a ministros, generando, claramente, una desestabilidad política en el gobierno. Y cabe señalar que uno de los parlamentarios más críticos con el ex ministro de educación Jaime Saavedra, así como el que defendió a capa y espada la candidatura como directores del Banco Central de Reserva, en el año 2016, de José Chlimper, Rafael Rey y Elmer Cuba fue, precisamente, el señor Galarreta Velarde.
Sería un error precipitarme y decir que la gestión de Galarreta (lo digo como afirmación porque es evidente el resultado por la mayoría fujimorista) será negativa, tal vez el parlamentario cambie de actitud, deje de decir que Fernando Zavala es un “Montesinito”, entre otros calificativos peyorativos.
No creo que le cueste mucho al señor Galarreta cambiar de actitud, así como cambió de ser antifujimorista y tildar de “mafiosos” a la bancada de Fuerza 2011, a ser, ahora, un fiel “naranja” y cuidador de espaldas de la señora Keiko Fujimori, esperemos que mejore esa conducta agresiva y confrontacional y que de paso calme al segundo vicepresidente del Congreso, el señor Mulder, que por cierto conforma su lista a la mesa directiva. Ojalá tenga buena muñeca política para asumir este poder del estado que, actualmente, necesita trabajar en conjunto con el ejecutivo para que sea un año más productivo que el que se va.
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