En las cinco décadas pasadas, América Latina ha experimentado una acumulación de capital humano rápida y significativa, que ha llevado a que el número promedio de años de educación haya pasado de 4 en 1960 a casi 12 en la década reciente, un nivel similar al de los países de la OECD. Pero un año de escuela en Singapur no es lo mismo que un año de escuela en Perú. Y estudios sobre crecimiento económico en la última década muestran que no importan tanto los años como lo que los alumnos realmente aprenden y las habilidades que desarrollan. Así, diferencias entre las habilidades cognitivas en países están correlacionadas con las tasas de crecimiento de largo plazo. Es decir, lo que importa es la calidad.
¿Qué sucede con la calidad en América Latina? Es mala. Los países de la región han tenido un mal desempeño en las evaluaciones internacionales en los últimos 40 años, y la única región que lo hace peor en el mundo es África sub-sahariana. ¿Qué tan mal le va a América Latina? Si comparamos el promedio en evaluaciones internacionales de nuestra región con el promedio de la OECD (a la cual quiere pertenecer), la diferencia en los puntajes en el área de razonamiento matemático es equivalente a 2 años. No es que nuestros estudiantes hayan estudiado 2 años menos. Lo que esto significa es que para estudiantes con el mismo número de años de estudios, nuestros estudiantes tendrían que estudiar 2 años adicionales para obtener el mismo puntaje que sus pares. Tomemos a Shanghái como referencia (salió primero en el último examen PISA): la diferencia es de 5 años de estudio. ¡5 años! Y luego muchos se preguntan por qué las mejores universidades del mundo tienen muchos estudiantes chinos y pocos latinoamericanos. Si miramos al interior de la región existen diferencias substanciales. Una referencia imperfecta pero útil: el examen PISA. Chile es el mejor calificado y Perú el peor (países como Honduras o Bolivia probablemente tengan peor desempeño, pero como no dan el PISA no se pueden comparar). La diferencia que Chile le lleva a Perú en razonamiento matemático es la misma que Suecia le lleva a Chile. Es decir, no es solo que Chile lo esté haciendo mejor que Perú, sino que lo está haciendo muchísimo mejor. Pero no todas son malas noticias: hay países que están cerrando la brecha con sus pares de la OECD. Y entre ellos está Perú, junto con Brasil y Chile. Es decir, la calidad educativa en nuestro país es cada vez menos mala (lo que no quiere decir que sea buena).
Resulta evidente que es necesario mejorar la calidad. Esto no es nada nuevo, y muchos políticos lo repiten como si fuera la panacea. Pero decir “hay que mejorar la calidad” es no decir nada. Es como que un doctor le dijese a un paciente enfermo: “Tienes que mejorar tu salud” y nada más. He señalado que los beneficios económicos de la educación están relacionados a la eficiencia de hacer que el alumno aprenda. Entonces la pregunta relevante es qué hace que el alumno aprenda. Sobre el tema existe abundante literatura y estudios globales y regionales. Uno de los factores más importantes sobre el aprendizaje del alumno es el contexto familiar: región, nivel socioeconómico, acceso a material educativo y libros, y educación de los padres. Y esto además se convierte en un excelente predictor de lo que el alumno aprenderá. Así, alumnos con padres con educación primaria incompleta tienen altas probabilidades de no terminar la primaria o la secundaria. Otros factores incluyen la nutrición en la primera infancia, acceso adecuado a servicios de salud y un óptimo desarrollo emocional. Sin embargo, cada vez se acepta más (basado en evidencia) que el factor fundamental es la calidad de los profesores. Por ejemplo, un estudio reciente de Chetty et al comprueba que alumnos que tuvieron un buen profesor tuvieron mejor acceso al sistema universitario. Es evidente que la calidad la educación responde a la calidad de los profesores, y que no basta con construir escuelas y dotar de infraestructura al sector, si es que no tenemos profesionales capaces
El Banco Mundial acaba de preparar un reporte llamado Grandes Maestros: Como incrementar el aprendizaje de los estudiantes en América Latina y el Caribe, el cual señala las principales características de los profesores de educación escolar en toda la región y presenta a su vez comparaciones interesantes entre países. La mayoría de profesores son mujeres, y provienen de un nivel socioeconómico bajo. Además el promedio de edad de los profesores se ha incrementado en la última década. Los maestros tienen altos niveles de educación formal (pensemos en los 5 años que estudian más todos los cursos y capacitaciones que hacen), pero pocas habilidades cognitivas. Es decir, quienes estudian para ser profesores no son los mejores alumnos. Esto es evidente. Generalmente los mejores estudiantes del último año de educación secundaria no estudian para ser profesores, sino que prefieren ser médicos o ingenieros. Además, la carrera educativa no genera incentivos suficientes para atraer alumnos pues los salarios son bajos comparados con el resto del mercado, y además no aumentan mucho; aún así, existe un exceso de oferta de profesores. Información adicional sobre lo que sucede al interior del salón de clase muestra que alrededor del 30 por ciento del tiempo del maestro en hora de clase se utiliza para otras actividades (calificar tarea, repartir papeles, tomar lista, borrar la pizarra), lo que representa un día perdido de clases a la semana. El uso de tecnología educativa es escaso, y el principal aliado del profesor es la pizarra.
¿Qué hacer para mejorar la calidad de los maestros? De acuerdo al reporte del Banco Mundial se debe mejorar el proceso de selección y motivación de los profesores. Sí, es necesario aumentar el salario de los profesores para atraer mejor talento. Pero también es necesario hacer que las facultades de educación sean más selectivas. Y además mejorar directamente los programas de las facultades de educación y pedagogía, lo que muchas vece requiere obtener certificaciones internacionales. Esto es apenas el primer paso de una serie de reformas más amplias y de largo plazo. Pero sin duda alguna, si no se mejora la calidad de los maestros la calidad de la educación peruana seguirá entre las más bajas del mundo.