El 2014 se ha caracterizado por ser un año donde las economías latinoamericanas se han enfriado y no han podido mantener las altas tasas de crecimiento de los últimos años. La desaceleración china, gran compradora mundial, ha impactado significativamente a la reducción de las perspectivas de crecimiento de varias economías. Sumado a ellos, los países latinoamericanos exportadores de petróleo (Ecuador, Colombia y Venezuela) han sufrido la estrepitosa caída del precio del barril, llegando al extremo de tener que importarlo, pues producirlo ocasionaba pérdidas económicas al Estado. De manera interna, algunos países han tenido serios desbalances fiscales, ocasionando disminuciones en el gasto público e incremento de impuestos. Sin embargo, el Perú está reaccionando de manera contra-cíclica, esto gracias a los bajos niveles de deuda que nos permiten sostener un déficit fiscal. De igual forma, hemos sido el único país latinoamericano que ha bajado sus impuestos e incrementado el Presupuesto General de la República.
El cuarto paquete reactivador del MEF, que fue aprobado recientemente por el Congreso contenía, dentro de una serie de medidas, la reducción del impuesto a la renta para las empresas y los trabajadores. En primer lugar, se reducirá gradualmente el IR a las empresas de 30% a 26% para el 2019. Asimismo, los trabajadores pagaran menos impuestos, con una reducción de 15% a 8% para los que ganan entre S/.2mil y S/.4mil mensuales. Los demás tramos superiores también contarán con reducciones. Para una mayor profundidad, revisar el artículo de Alfonso de la Torre.
De la misma manera, se aprobó el Presupuesto General de la República 2015, con un aumento del 10% con respecto al 2014. Sin embargo, y como lo explico con más detalle en mi artículo del 4 de diciembre, este aumento se da básicamente para el gasto corriente. Esto significa que el MEF cree que el bajón del 2014 es un shock negativo temporal, y es necesario un fuerte impulso fiscal temporal para regresar a la senda de crecimiento anterior. Asimismo, se le quita importancia a los gobiernos regionales y locales, para que el Estado pueda controlar más este mayor presupuesto.
En conclusión, y asumiendo que el escenario internacional va a seguir igual de árido que en el 2014, tenemos tres herramientas internas claves para contrarrestar dichos efectos y apuntar al 5%:
- Capacidad del sector privado de transformar el ahorro en impuestos en mayor inversión y consumo, dinamizando la economía.
- Capacidad de los nuevos gobiernos regionales de gastar eficientemente su presupuesto en el primer año de gestión.
- Capacidad del gobierno central de direccionar el gasto público corriente a segmentos donde pueda crear un mayor dinamismo económico.
De esta manera, creo que se podría generar un buen ambiente económico para el 2015, suponiendo que todo lo demás va a permanecer sin alteraciones negativas inesperadas. Es decir, deberíamos esperar que algunos proyectos de minería, infraestructura y de riego empiecen a construirse y ejecutarse para incrementar la capacidad de gasto de la economía. Sumado todo esto, el 2015 debería ser un mejor año que el 2014, el gobierno ha realizado buenas medidas para preparar el terreno. Ahora es turno de que tanto el sector privado como público aprovechen este terreno para poder cosechar un mejor año.