No es un secreto para nadie que en el último año la relación entre el gobierno y el Congreso ha sido tirante. Por un lado ha estado la oposición agresiva de Fuerza Popular, cuya sustancia, en muchas ocasiones, se diluyó entre diatribas e intentos de mostrar poder; y, por otro lado, hemos tenido al gobierno, incapaz de enfrentarse eficientemente a la oposición y perdiendo réditos políticos en el proceso. Así, ante estas circunstancias, el país hacía de espectador de una constante rencilla política sin notar que, verdaderamente, aquellos designados para gobernarlos y representarlos estuvieran concentrados en hacer justamente eso.
Con la partida de Fernando Zavala de la PCM y el ingreso de Mercedes Aráoz, sin embargo, se espera que el panorama cambie. Aunque no se puede dudar de las capacidades profesionales del expremier, lo cierto es que el perfil de Aráoz, dadas las circunstancias, podría ser más apropiado para los propósitos del gobierno. La también congresista y vicepresidenta no es nueva en el ruedo, tiene experiencia política y desde el hemiciclo ha podido luchar de forma sensata por los proyectos del gobierno. En esa línea, el nombramiento de Carlos Bruce también le agrega oxígeno al ejecutivo, teniendo un temperamento más político que el de su predecesor.
Esta inclusión de personajes de corte más político y menos técnico, puede lograr que la comunicación de los proyectos del ejecutivo sea más eficiente, sin mencionar, claro, que también le suma alfiles para cuando toque debatir con la oposición. Esto, en ninguna medida, busca desmerecer lo hecho por el gabinete Zavala, sino que reconoce que un cambio era necesario para facilitar la gobernabilidad.
En el caso de los otros nombramientos, mucha polémica ha surgido en torno a la continuación o no continuación de distintas políticas impulsadas por el Ejecutivo. Este es el caso, por ejemplo, de Idel Vexler. Si bien es cierto que el perfil del actual ministro de Educación, comparado con el ostentado por los dos anteriores, es diferente y ha mostrado discrepancias con estos, ante esta tesitura política no queda más que darle el beneficio de la duda. Desde esta tribuna hemos defendido algunas políticas provenientes de dicha cartera, no obstante, difícilmente sabremos si estas, en efecto, peligran hasta que el ministro haya tenido la oportunidad de trabajar.
Los otros nombramientos, por su parte, tendrán que tener claro los importantes objetivos que tienen frente a ellos. Desde la cartera de Economía se tendrá que hacer mucho trabajo para alcanzar la reactivación de la economía nacional. Desde Justica se tendrá que trabajar la extradición de Alejandro Toledo y, desde Salud, se tendrá que mejorar el estado de la salud pública.
Solo queda desearle lo mejor al nuevo gabinete y esperar que se pueda llevar la fiesta en paz con el Congreso. Ello necesitará mucho tino político de parte del Ejecutivo y la voluntad de trabajar por el bien del país de parte del Congreso. Ahora es el turno de Meche, veremos cómo le va.