Escrita por Jacques Audiard y Thomas Bidegain con quien Audiard comparte la escritura de algunos de sus trabajos más destacados como Un prophète (2009) y la ganadora de la Palma de Oro Dheepan (2015), la película es una adaptación de Rust and Bone, una colección de cuentos del autor canadiense Craig Davidson, de la que recoge dos historias. En el film de Audiard, la casualidad (de un tipo especial, guiada por la acumulación de malas decisiones, fracasos, placeres) gesta el encuentro de Ali y Stéphanie, un episodio ruidoso y hasta sangriento en que ella es agredida por un tipo en una discoteca y él, un guardia de turno, la asiste.
Áspero, accidentado, ese primer contacto tiene ya a Ali como un boxeador venido a menos, con un hijo y a la deriva, que se gana la vida como mejor puede. Mientras, Stéphanie, una instructora de orcas, parece vivir en armonía con su trabajo, acaso más que sólo eso; sin embargo, está atrapada en una relación caduca. Ambos quebrados, incompletos: Ali buscando distracción en compañeras ocasionales y Stéphanie algo nuevo en una convivencia consumida, irritante.
La situación de Stéphanie, además, se vuelve mucho menos metafórica cuando pierde las piernas tras un accidente en uno de sus shows. Se acerca entonces a Ali, prácticamente un desconocido, a su tosquedad y a su aparente desgano por todo lo que no sea pelear; y la importancia que cada uno tiene en la vida del otro se transforma mientras Stéphanie se adapta a su nueva vida y Ali trata de devolver algo de estabilidad a su hijo. Son un complemento poco evidente, hay algunos paralelos claros en las actitudes de uno y otro, pero no son piezas que simplemente encajan. Se expone poco de sus pasados, tienen lugar intercambios, sin duda, pero la profundidad en sus acciones, en sus decisiones, no se resuelve con una explicación sino que se afianza especialmente sobre lo que tanto Marion Cotillard como Stéphanie, o Matthias Schoenaerts como Ali, pueden transmitir.
En ese sentido (y en todos) el film posee una sensibilidad especial. Ternura y rudeza se encuentran y desencuentran. En De rouille et d’os (literalmente “De óxido y hueso”, título con el que también se estrenó en algunos países hispanohablantes), conviven dolor, miedo, momentos de alegría explosiva y pura, de intimidad cómplice y conmovedora, emociones al mismo tiempo gigantescas y humanas, genuinas y de profunda belleza.