No es Luna, es Luna Victoria, por Alfredo Luna Victoria

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Desde que tengo uso de razón me la paso corrigiendo mi apellido. No lo hago por llamar la atención, simplemente no me siento cómodo. Cada vez que se me solicita llenar algún examen o documento con mis datos me demoro más que los demás, pero es algo que nunca me ha molestado.

Uno se acostumbra, no puede pasarse la vida corrigiendo. Demás que caes espeso. Pero a lo que no termino de acostumbrarme es al falso estereotipo que se ha creado en la cultura peruana que indica que un apellido compuesto es clasista, aristocrático y “pituco”. Elementos que por cosas del destino muchas personas ven relacionado.

Hace poco vi un post de un conocido, en el cual criticaba el afán de Omar Ruiz de Somocurcio, conocido periodista deportivo, de hacer que pongan “de Somocurcio” en su programa de televisión. Según él, no había necesidad de poner sus dos apellidos y que el periodista lo hacía con la finalidad de parecer más aristocrático ante su audiencia. Claramente no sabía que su apellido era compuesto, yo le explique y al ver su error borró su publicación.

Así como este muchacho, existen muchos peruanos con ese tonto resentimiento, que están cansados de los estereotipos, pero continúan creyendo en otros creados por sus propios complejos.

El apellido es sólo un nombre que el papel aguanta, y el papel aguanta todo ¿Acaso importa tanto? Ya no estamos en la época en la que tu familia te pregunta por el apellido de tu pareja como pregunta filtro, esas costumbres son despreciables.

Eliminemos estas tontas creencias que uno es más o menos por lo que dice su partida de nacimiento y también respetemos el hecho que uno quiera que lo llamen por su nombre y apellido.

Queda claro que un apellido compuesto no es símbolo de nada, pero estoy casi seguro que el señor Vergara no estaría nada contento que lo llamen señor Verga. Las cosas como son.