No estamos listos, por Arturo Garro Miró Quesada

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En las últimas semanas se ha venido discutiendo si es viable o no que nuestro país siga en el camino de cara a la organización de los juegos Panamericanos 2019. Este debate se encendió cuando se conocieron los costos que tendrá el llevar a cabo tan importante empresa, los cuales ascienden –por el momento- a 1200 millones de dólares, es decir, alrededor de más de 4 mil millones de Nuevos Soles; a lo cual hay que añadir el escaso tiempo con el que cuenta Lima para estar preparada para la inspección final de la ODEPA[1] que será a mediados de 2018; es decir, tenemos –con las justas- año y medio para tener toda la infraestructura deportiva, urbana y logística listas para el evento.

Para comenzar, la organización de un evento de la envergadura de los juegos Panamericanos [los cuales son los segundos en nivel de importancia después de los juegos olímpicos de verano] son una vitrina para el país que los organiza no solamente en el campo deportivo, sino que es la “presentación en sociedad” del referido país en el selecto club de los países que han logrado la plenitud en lo que a estabilidad política, económica y social se refiere.

Un país que presenta su candidatura para un organizar evento como los Panamericanos, está en la obligación de demostrarle a los otros países que tiene las espaldas financieras suficientes para asumir ABSOLUTAMENTE TODOS los gastos que le conlleva a un organizador sacar adelante un evento de esta naturaleza. Pero hoy en día, la economía nacional actualmente no está en su mejor momento, y la situación en la que el gobierno del ex presidente Humala ha dejado las finanzas públicas no es la mejor. Para muestra un ejemplo. El Congreso de la República tuvo que aprobar hace diez días una transferencia de 209 millones de Nuevos Soles (más de 62 millones de dólares) del presupuesto del Ministerio de Salud a fin que el sector salud pueda cubrir las necesidades del SIS[2] con la finalidad de solucionar el desabastecimiento de medicamentos y otros problemas logísticos y administrativos en los hospitales y otros establecimientos de salud en todo el país.

En el campo político, el país candidato a organizador del evento, y toda su clases política, están obligados a probarle a los otros países que el compromiso con los Panamericanos es total desde el comienzo, no faltando dos años y medio antes para el evento. Un “acuerdo nacional” para la puesta en marcha de los Panamericanos hubiese sido lo ideal para garantizar un liderazgo centralizado que sobreviva a los cambios políticos que vive cualquier país. Pero este escenario idílico no iba a ser posible en el Perú por las siguientes razones. Cuando Lima ganó la sede para organizar los Panamericanos en octubre de 2013, la alcaldesa de la ciudad de aquel entonces, Susana Villarán, llegaba debilitada debido que a principios de 2013 se vio sometida a un proceso de revocatoria –del cual logro librarse- pero que le costó la pérdida de prácticamente la totalidad de su cuerpo de concejales, a lo cual se añade el bajo índice de aprobación que tuvo su gestión. Por el lado del ejecutivo, algo que caracterizó a la administración Humala es que sus gabinetes ministeriales vivieron en una completa zozobra, y si se quería organizar un evento como los Panamericanos, el gabinete Jiménez debió tener una mayor estabilidad. Otro desacierto del gobierno humalista fue la designación de Francisco Boza como presidente del Instituto Peruano del Deporte (IPD). Boza viene siendo investigado por supuestos vínculos con el ex asesor presidencial humalista Martín Belaúnde Lossio; cabe mencionar que el señor Boza fue detenido el día de ayer por este caso. Además con dos elecciones municipales en el ínterin (2014 y 2018), y una elección presidencial (2016); más lo mencionado líneas arriba, y a la luz de los hechos, los impulsores de la organización de los Panamericanos descuidaron el factor político y las consecuencias las estamos viviendo.

El aspecto de la opinión pública no ha sido un tema -que a mi criterio- tanto el estado peruano (administraciones Humala y kuczynski), como la alcaldía de la capital peruana (administraciones Villarán y Castañeda) no ha tomado en cuenta. Efectivamente, cuando en octubre de 2013 se supo que Lima tendría la responsabilidad de organizar los Panamericanos de 2019, hubo un climax de euforia nacional (confieso que yo también fui parte de ella), especialmente en Lima, por haber conseguido tan importante honor, y de paso haber desplazado a Santiago de Chile, ciudad que quedó en la segunda ubicación. Todo estuvo muy bien mientras el sentimiento de euforia seguía vivo, pero pasada la resaca, empezaron a surgir los cuestionamientos. El primero de ellos fue cuando se conoció que el ex presidente del Instituto Peruano del Deporte, Francisco Boza, habría adjudicado la construcción de algunas obras de infraestructura deportiva a empresas vinculadas del ex asesor humalista Martín Belaúnde Lossio, esto generó la renuncia de Boza a su puesto y su reciente arresto el último viernes. El segundo cuestionamiento surgió durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro celebrados este año debido a los malos resultados obtenidos por los deportistas nacionales (de una delegación de 29 atletas, solo uno llegó a la instancia final en su disciplina para alcanzar la medalla de oro) debido –entre otras razones- al poco apoyo estatal que recibe el deporte nacional en su conjunto, y que nuestro deportistas deben ellos –en su gran mayoría- correr con sus propios gastos. Y finalmente el costo de realizar el evento. La organización de los Panamericanos, como ya mencioné, será de 1200 millones de dólares; cifra que es considerada un exceso para un país en el cual el consumo de la clase media se ha contraído, el sistema de salud está viviendo con respirador artificial, la policía a veces no puede cumplir con su labor porque no hay dinero para echarle gasolina a los patrulleros, y la recientemente lamentable muerte de tres bomberos esta semana; este hecho ha conmocionado a la opinión pública que ya exige que la labor de los bomberos deje de ser voluntaria y pase a ser remunerada.

Y el otro factor que ha hecho que muchos consideremos que debemos declinar la organización de los Panamericanos es el tema referido a la infraestructura. Como se ha mencionado párrafos arriba, la gestión de Francisco Boza habría tenido acercamientos con empresas vinculadas al ex asesor humalista Martín Belaúnde Lossio lo cual paralizó –por un tiempo- los trabajos de construcción de la infraestructura deportiva. Estamos a dos años y medio del evento, y recién en enero de 2017 empezarán con los trabajos de movimiento de tierra para la construcción de la villa panamericana. Cabe recordar que cuando tuvieron lugar los juegos Bolivarianos en Trujillo, la villa bolivariana no llegó a terminarse a tiempo, y las delegaciones se vieron obligadas a gastar en hoteles para sus deportistas. Otro detalle a tomarse en cuenta es lo dicho por el recientemente designado presidente del comité organizador de los juegos Panamericanos, Carlos Neuhaus quien ha dicho que las obras recién estarán listas para marzo de 2019, y calificó como crítica la situación de la línea dos del metro de Lima debido a que está a un 40% de su construcción y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones dijo que esa obra recién estará culminada en el 2020.

En conclusión, lamentablemente, y me duele como limeño reconocerlo, Lima no está preparada para organizar un evento como los juegos Panamericanos primero debido a su elevado costo, la creciente oposición de la opinión pública a organizarlos -dado que el país hoy tiene otras prioridades- y finalmente; es muy posible que las obras de infraestructura no estén culminadas para marzo de 2019. No olvidemos que para los juegos Bolivarianos realizados en Trujillo, tuvieron que hacerse cambios de última hora porque no se llegó a concluir los trabajos de construcción de algunos escenarios deportivos, la sede por un momento llegó a peligrar.

Políticamente es comprensible que el presidente kuczynski no esté dispuesto a tener que bajar la cabeza y declinar la organización del evento en favor de Santiago, más aún cuando exactamente dentro de dos años la composición política del país sufrirá cambios (elecciones municipales y regionales 2018), y ello definirá la estrategia de gobierno para la segunda mitad del mandato de Pedro Pablo kuczynski. Pero señor presidente, usted como hombre de números sabe muy bien que los tiempos están en contra, y por esa razón los costos van a dispararse exponencialmente; además que la opinión pública está empezando a ver con malos ojos a los Panamericanos debido a su alto costo y a la situación en la que se encuentran el sistema de salud como los bomberos.

Y finalmente, no sería la primera vez que un país declina organizar un evento deportivo de grandes magnitudes. Colombia declinó organizar el mundial de 1986 debido a los altos costes que ello le iba a representar al erario colombiano; y recientemente Estocolmo declinó organizar los juegos olímpicos de invierno de 2022 debido a su alto costo; el alcalde de la ciudad ya anunció que ese dinero será invertido en la construcción de viviendas populares.

  1. Saludo la decisión del Comité Olímpico Internacional de aplicar la carta olímpica en llevar a cabo los juegos olímpicos tanto de verano como de invierno en países que promuevan la homofobia y la intolerancia.

[1] Organización Deportiva Panamericana

[2] Sistema Integral de Salud (Programa de salud pública del gobierno peruano que busca darle cobertura médica a personas que se encuentran en situación de pobreza o pobreza extrema de forma gratuita)