Norma Capcha Quispe, por Eduardo Herrera Velarde

1.506

¿No le suena ese nombre? Muy posiblemente no. Pero si le digo que se trata de una mujer que estuvo cuarenta días presa injustamente, entonces sabrá a quién me refiero. Sí, un NN más que cobró relevancia y a la cual, con todo respeto, le jodieron la vida.

Intuyo que en este caso hay una triste mezcla que, a mi juicio, es la más perniciosa: corrupción e ineptitud, en grado máximo. Estoy casi convencido que si Norma Capcha hubiese tenido los recursos, no salía en cuarenta días; cuarenta horas quizá hubiesen sido suficientes.

La corrupción no necesariamente se manifiesta activamente, es muy posible – repito- que toda la tramitología haya estado demorada, porque simplemente Norma Capcha no tenía nada que ofrecer (ningún incentivo), pese a que la Ley contempla un procedimiento muy rápido para este tipo de casos. No es un caso de “defecto” o vacío normativo, son simplemente personas que -no quisieron- hacer su labor eficientemente.

Lo mismo sucede cuando nos enfrentamos a ciertas barreras de trámites que son cuidadosamente “construidos” para hacernos la vida difícil, para que otro “vivaso” tome ventaja y aproveche para lucrar. Las personas, las empresas sufren este tipo de trabas a diarios, pero en este caso se trató de la libertad de una inocente.

Por cierto ¿nadie salió a marchar por Norma Capcha?

En la hipótesis contraria -hablando de ineptitud- el asunto no deja de ser preocupante. Si es que no hubo posibilidad de corrupción, cuesta creer que nadie se pudo haber dado cuenta -y verificado- que ella no era la persona incriminada. Es más, por lo que se sabe, el delito ya había sido resuelto tiempo atrás. No es muy difícil ¿o sí?

Esta es la Justicia en nuestro país señores. La que millones de NN reclaman. La de miles de madres que pugnan por sus juicios de alimentos (no de la ONP por si acaso), la de miles de presos que esperan su sentencia, la de todos los ciudadanos que alguna vez hemos padecido el bendito sistema.

No hace falta estar en un audio. No hace falta ser una figura reconocida o tener la suerte de llegar a los medios para hacer público un reclamo. La Justicia tiene que ser para todos igual, siempre. Ese es el reto. Vamos.