Escribir sobre Rafael Nadal, es escribir sobre uno de los mejores tenistas de la historia. Aunque la realidad del ganador de catorce títulos de Grand Slam denota algo inusual, sobre todo cuando nos malacostumbró a sus increíbles victorias, llenas de coraje, derroche físico y pundonor, por lo que se esperaba que este año, tras superar las lesiones sufridas en el 2014, resurgiera el espíritu luchador del tenista de Manacor para hacerle competencia a Novak Djokovic, Roger Federer o a Andy Murray, a quienes se les consideraba sus rivales directos al comenzar el año.
Pero no ha sido así. Es más, ‘Rafa’ acaba de conseguir recién hace una semana su tercer título de la temporada en el torneo ATP 500 de Hamburgo tras imponerse en la final al italiano Fabio Fognini, quien ya se había dado el lujo de ganarle dos veces en el año y nada menos que en arcilla, la superficie predilecta de Nadal. Las dudas asaltaron al español, quien en un principio afirmaba que el torneo alemán no estaba en sus planes, pero tras las inusuales eliminaciones en torneos de mayor envergadura, decidió reacomodar su cronograma para agarrar confianza, algo que aparentemente dio resultado.
Es raro para muchos que Nadal, considerado el tenista con mayor fortaleza mental de la actualidad, haya tenido una temporada tan irregular (que incluyen una eliminación a manos de Djokovic en Roland Garros y de Dustin Brown en segunda ronda de Wimbledon) sobre todo porque, a comparación de la anterior, no está plagada de lesiones, razón por la cual ha sido cuestionado hasta su entrenador, el implacable tío Toni.
El siempre polémico John McEnroe ha sido uno de los que ha opinado que el español debe dejar ir a Toni Nadal. A mi parecer, es imposible que ‘Rafa’ lo despida solo por no conseguir títulos, cuando con él lo consiguió todo. El tenista mallorquí puede hacer cualquier tipo de ajustes, técnicos o tácticos, pero dudo que cambie a su entrenador. El lazo familiar para ‘Rafa’ es lo más importante, dejándolo de manifiesto en más de una oportunidad.
Es cierto que a muchos no les gusta el juego de Nadal por considerarlo mezquino y defensivo, y tildándolo de simple ´pasador´, es decir, quien se dedica a pasar a través de la red todas las pelotas que le tira el rival, esperando un error del mismo y aprovechando su fortaleza física y el drive privilegiado que tiene (aunque esta temporada no ha estado muy fino con el mismo). Pero su juego siempre ha sido así y resultaría igual de mezquino considerar que Nadal no es uno de los más grandes tenistas de la historia. Diferente a Federer y a Sampras, sin duda alguna, pero también uno de los mejores.
A pesar de mi simpatía por Roger, siempre me quedará la espina clavada porque el suizo pocas veces pudo con el mejor Nadal, mientras que el español supo derrotarlo en su mejor versión y hasta en su propia casa: Wimbledon. Además, posee un récord de 23-10 ante el helvético, algo de lo que pocos pueden ufanarse.
Dudo que Rafael Nadal alcance su mejor nivel en el US Open, en una superficie que no es la que mejor le acomoda y con jugadores como Djokovic, Federer, Wawrinka, Murray, Nishikori, entre otros, en un mejor nivel; sin embargo, confío en que la próxima temporada podamos verlo dando la pelea a la que nos acostumbró siempre. Nunca lo den por muerto.