El presidente Ollanta Humala se presentó en España, a propósito de su visita oficial, ante los medios de prensa. Lo que me llama la atención es el mensaje que dio a entender. Un presidente debe cuidar lo que dice porque su mensaje suele influenciar sobre la realidad, es por eso que la prudencia (virtud que no necesariamente tiene nuestro mandatario) es necesaria. Del mensaje de Ollanta, el cual es ambiguo, se desprenden varias cosas. Vamos analizando.
Por un lado dijo que un presidente debe tratar de unificar al país. Cosa cierta, pero que pierde valor cuando afirma que las investigaciones hechas a su esposa, Nadine Heredia, buscan desestabilizar al gobierno. El presidente está cuestionando al congreso, órgano que está cumpliendo con su rol fiscalizador, en el fondo, más allá de los formalismos de sus palabras, hay un mensaje vacío que genera división, pues, el gobierno dice una cosa y hace otra. Habló sobre la prensa y la concentración de medios, dijo que estos grupos económicos también tratan de desestabilizar a su gobierno, y, por otro lado, invitó a los empresarios a invertir en el Perú. Dijo que respetaba la libertad de expresión, pero recordó la oscura etapa de los medios durante la dictadura de Fujimori. “En la época de Fujimori, la prensa peruana se prostituyó” Pide unidad pero ataca a la oposición política, hace persecución política (utilizando al sistema de inteligencia) pero quiere impedir que se les investigue, se asquean de la corrupción pero no responden los cuestionamientos sobre ellos ¿Dónde está la unidad que tanto clama? Mensaje ambiguo porque difícilmente un empresario, que ha captado el mensaje de desunión, va querer invertir en un país cuyo gobierno está enfrentado no solo con los medios, también con el Poder Judicial, el congreso y toda la demás clase política. “Al Perú le va tan bien a pesar del ruido político” Esto, con justa razón, no genera el ambiente de estabilidad que necesitan los sectores económicos.
Lo que ha hecho Ollanta Humala es ventilar en la prensa extranjera estos supuestos problemas internos, una especie de absurda catarsis pública ¿Eso genera estabilidad o no? ¿Eso atrae inversiones o no? La respuesta es más que obvia y todo esto se da porque son pésimos gestores. También tendríamos que preguntarnos, y esto es más importante ¿Ollanta hablaría de todas estas cosas si su esposa no estuviese siendo cuestionada por corrupción?