[OPINIÓN] Humala no existe
El otro día, en un jueves tan normal que hasta parecía lunes, leí un Tweet que decía; “puedo morir tranquilo, he visto a Humala”. Entonces el jueves pasivo se convirtió en un viernes de Apocalipsis, casi que los Mayas lo habían predicho. Personalmente yo nunca lo he visto, y si lo viese quizás no me lo creería. Le tomaría una foto en modo “vi al Yeti, te lo juro” y muchos me dirían que es obra de Photoshop y vanidad. Uno de estos días llamaré a los familiares de mi amigo, les contaré del Tweet y con toda justicia lo llevarán a un centro de rehabilitación. Puedes querer creer que el Presidente existe, y puedes hasta creer que lo has visto, pero contarlo ya conlleva otras cosas.
Todavía recuerdo cuando estábamos cenando en grupo cuando alguien dijo, “¿se acuerdan de Humala?” Segundos antes de que yo soltase la primera carcajada creyendo que todo era una joda, mi enamorada se me adelantó: “¿Era peruano?” Hablaron mientras yo los miraba en ridículo, con una pena que hasta tenía expresión en latín, y no se ponían de acuerdo entre si había sido entrenador de la selección o quizás algún miembro de Esto Es Guerra. Les insistí que Humala era nuestro actual Presidente y me miraron como si fuese un pequeño animal herido. Entonces la pena se se sentó al otro lado y me sonrojé (mi enamorada terminaría conmigo días después pensando, justamente, que yo deliraba).“¡Pero si nadie sabe nada de él!” Ya después de un rato de discutirlo, alguien en la mesa dijo que lo había visto hace unos meses, en uno de esos programas de “Donde están ahora”. A mis amigos y a los amigos de mis amigos, en fin a tantos peruanos, Humala se pone a hibernar tanto que junto al Perú de 1970 se le confina en un “hubo una época en la que…”. Hay veces sale en televisión, o en una que otra portada del periódico de turno, y luego sale en la televisión de la televisión, o en una portada de periódico recordando una portada de hace años. Hay tanta distancia entre el peruano promedio (que es menos promedio que peruano) y Humala que no sabemos si es de verdad o una simple leyenda urbana.
De “El Gran Gatsby”, que para mí siempre fue un axioma literario al que todos deberíamos exponernos, una escena que quedó plasmada en mi memoria es en la que Nick se encuentra a Tom y Daisy en una joyería después de la tragedia. El narrador concluye que “hacían añicos cosas y personas y luego volvían a su dinero o a su enorme desconsideración, o lo que fuese que los mantenía unidos, y dejaban que otros se encargaran de limpiar lo que ellos habían ensuciado”. Donde dice Tom y Daisy, pongan Ollanta y Nadine. Y la tragedia es su elección. Existen tan sólo en una mansión en la cima de la montaña, allá con el Perú que le jugó de tú a tú al Brasil de Pelé y la época en la que el guano nos hizo rico. Mis amigos se quejaron de que Humala no hablaba nunca, y si es que tan Presidente era como yo afirmaba, que porque nunca escuchaban de él. Para mí Humala siempre ha hablado bastante, porque para un tipo que dice exactamente lo mismo durante cuatro años, cuatro discursos son demasiados. Ya ni los escucho, sino que hago unas apuestas a ver quien puede recitar su discurso a la perfección. Todos ganamos. Humala no ha cambiado mucho desde que lo elegimos, y es que se ha congelado en nuestros televisores. Su cara es el retrato de Dorian Gray, pero para cambiarlo hay que pecar, y Humala no puede hacer ni eso. El Chapo Guzmán da más señales de vivo, y con mis amigos concluímos que él podía ser nuestro actual Presidente de la República. Quien sabe.
Humala fue Presidente en una época de la que ya no nos acordamos salvo en las clases de Historia, porque si uno se fija bien en el Palacio se da cuenta que en verdad no existe. Mi padre, cuando yo aún era un iluso que creía que Papa Noel y Humala no solo existían, sino que actuaban, me dijo que de Papa Noel no estaba seguro, pero se burló de mí por lo de Ollanta. Hay una condición que sufren los líderes que se alejan de la realidad, como drogados por el poder. Humala ni poder consiguió, entonces la realidad se alejó de él.