Hace unas semanas comencé a ver algunos episodios de Suits, la serie estadounidense que narra la historia de Mike Ross, un joven que es contratado por un prestigioso estudio de abogados en Nueva York gracias a la inteligencia y memoria fotográfica que le permiten igualar las habilidades de los egresados de Harvard Law School. ¿El problema? El muchacho no fue a una escuela de leyes y ejerce como abogado sin serlo, encubierto por las cabezas del estudio. Si, el argumento es irreal, pero el atractivo de este drama legal está en los casos y, sobre todo, la convivencia dentro del bufete.
En un episodio, Mike está a punto de ser descubierto por uno de los socios del estudio, quien organiza un encuentro con un profesor de Harvard para comprobar si en verdad fue su alumno. Mientras Mike camina hacia la reunión para enfrentar lo que la suerte le depare, empieza a sonar Phantoms & Friends, de Old Man Canyon. Me gustó la canción y la busqué en Youtube para reproducirla diez mil veces. Es el tipo de canción que varios querrían como parte del soundtrack de su vida cotidiana. Por supuesto, detrás de ella está un grupo de personas dedicadas a una carrera que para forjarla cuesta como cualquier otra y que, al mismo tiempo, da la chispa de la vida sin engordarnos.
Hace unas semanas me encontré en Facebook con una imagen que decía “Soy violista y #MiCarreraExiste”. Entré a la página desde la cual la habían compartido y llegué a Mi carrera existe, una campaña lanzada por estudiantes del Conservatorio Nacional de Música que comparte testimonios de músicos, bailarines y artistas en general que buscan dar a conocer la importancia de sus carreras.
Uno podría preguntarse ¿Qué significa “dar a conocer la importancia”? ¿Acaso el mundo no sabe que son importantes? Pues, a veces pareciera que no. Tal vez usted haya leído alguna vez ese correo viral, quien sabe si real, de un músico al que le pidieron tocar gratis en un restaurante donde tendría el beneficio de “hacerse conocido”, a lo que respondió pidiendo un banquete gratis a cambio de recomendar el sitio. Productores que no respetan su trabajo, autoridades que le cierran las puertas a proyectos y contratos incumplidos son algunas de las situaciones que los artistas peruanos afrontan a lo largo de sus carreras.
Tiene todo el sentido del mundo que pidan respeto por el tiempo y trabajo invertidos, no solo en las presentaciones, pues estas son el producto, sino también en ensayos y formación. No es un camino en el que llevársela fácil sea una opción. No importa el instrumento, el género musical o el tipo de danza, la carrera siempre es cuesta arriba. Disciplina, compromiso y un sueño, creo que son las cosas que uno puede notar en cualquier artista que se tome en serio su trabajo. Si usted es artista, hágale caso al coro de Phantoms & Friends y no deje que le roben sus sueños. Si usted es del público, no se los robe.