En las últimas horas he visto apasionadas expresiones en redes sociales por la famosa boda de estos concursantes de Esto es Guerra, creo que se llaman Yaco Esquenazi y Natalí Vertiz. Se casaron el fin de semana, en la dizque “Boda del Año”. A los recién casados ni los conozco, ni me quita el aliento conocerlos, pero me caen bien, creo que son una pareja sincera y comprometida, deseo que no sea flor de un día y que el matrimonio día a día se consolide.
Pero el motivo de mi artículo no es mis buenos o malos deseos hacia los recién casados, que por cierto ni les importa lo que diga o deje de decir un universitario de 22 años. Seguramente dirán que no fui invitado, pero a esa hora estaba leyendo “El Choque de Civilizaciones”, así que estuve algo ocupado –y muy entretenido. Mi cuestionamiento radica que mis amigos “twiteros” o “facebookeros”, estaban enfadados porque un canal de televisión transmitía la boda y no la participación del equipo peruano en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. ¿Desde cuándo les es relevante un Juego Panamericano? Bueno, eso no es lo importante, lo importante radica en que no existe motivo para enfadarse con la casa televisiva.
Los canales de televisión son empresas que necesitan tener ganancias y preparan sus productos con lo que más vende. Considero que el Canal prepara el producto –muchas veces idioteces y pura televisión basura- a pedido y demanda de la clientela. No es tan difícil. La audiencia verá algo –basura- que les guste, que sea el morbo, la comadrería, el chisme de callejón y el titular del Trome del día siguiente. No digo que la boda sea una lista de las palabras que he mencionado, pero díganme ¿esta ceremonia de los chicos de la farándula no se presta para eso y más? Obvio que sí. Hoy en día es tendencia vender tus derechos por el nacimiento del hijo, el bautizo, tu matrimonio y en un futuro-no tan lejano- hasta el sepelio de tu pareja. Así vamos.
Repito: ¿El canal es el culpable? ¿A quién debemos señalar? Sencillo. Al que ve y promueve este tipo de televisión: a tu amigo de fiesta que vio el matrimonio, a tu compañero de trabajo que el lunes te hablará del buqué, al de Facebook que compartió la imagen del beso. A ellos, a ellos la censura. La televisión quiere ganar dinero, los novios también, pero el que lo ve qué quiere ganar, ni que fueras del medio.
Queridos amigos yo comparto de cierta manera su fastidio, sé que hay cosas valiosísimas que deben transmitirse, promoviendo prácticas de cultura y ciudadanía, arte e historia, deporte y teatro, y muchos más. Estoy absolutamente de acuerdo. Pero te invito a que le cuestiones a tu amigo su decisión de ver “La boda del año”, no busquemos culpables en el Canal, el culpable de que sigan trasmitiendo estas cosas –poco deseables- es tu amigo que las ve.