Es casi un dogma que todos hablen de «regiones», desde la conversación entre amigos, entre proclamados analistas y en voz de las autoridades gubernamentales, para casi todos ellos las regiones ya existen. Es ahí donde se confunden dos procesos: la descentralización con la regionalización.
Descentralizar el país implica transferir funciones y competencias, trasladando la titularidad de dichas funciones hacia los gobiernos subnacionales y locales. Los intentos de descentralización (presentes muchas veces en normativas como letra muerta) fueron retomados en el año 2002 con la modificación del Capítulo XIV de la Constitución Política, considerándose ahora a la descentralización como “una política permanente de Estado, de carácter obligatorio, que tiene como objetivo fundamental el desarrollo integral del país. El proceso de descentralización se realiza por etapas, en forma progresiva y ordenada conforme a criterios que permitan una adecuada asignación de competencias y transferencia de recursos del gobierno nacional hacia los gobiernos regionales y locales”.
Las transferencias tenían que ir en sintonía con el llamado Sistema de Acreditación de los Gobiernos Regional y Locales, así como con el Plan Nacional de Capacitación y Asistencia Técnica puesto que no se trataba de entregar funciones a la ligera sino colaborando al mejoramiento de las capacidades locales ¿eso se cumplió? Nuestros Presidentes de la República suelen culpar en sus discursos a los Gobiernos Regionales y Municipales, se les acusa de contar con recursos económicos y no saber utilizarlos, ello es correcto, pero el Gobierno Nacional no puede simplemente “lavarse las manos” ¿o las funciones se transfieren sin acreditación previa? Con el proceso de descentralización se tenían que entregar recursos económicos, pero también el no menos importante recurso humano. Si la burocracia gubernamental de los ministerios se siente más competente que sus pares a nivel subnacional y local ¿por qué el Gobierno Nacional no les envía en servicio público activo a capacitar a quienes se acusa de débil conocimiento, en lugar de (gobierno tras gobierno) sólo estar engrosando planillas en sus sedes principales?
Sobre muchos Gobiernos Regionales y Locales también pesan serias acusaciones de corrupción, conocemos de sobra ello los chiclayanos que combatimos la corrupta administración municipal que finalmente llevó al ex Alcalde Torres a prisión el pasado año. Esa batalla contra la corrupción la libraron algunos ciudadanos y colectivos en solitario ¿dónde estuvieron las instancias de control? Cuando se licita una obra ¿qué hace el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado? Cuando las denuncias llovían ¿qué hizo la Contraloría General de la República? Expediente técnicos de obras de infraestructura van y vienen de las oficinas ministeriales en Lima ¿éstas quedan exoneradas en los casos de sobrevaloraciones y fallas? Aquí hay corresponsabilidad.
Y al punto ¿qué es regionalización? La integración de dos o más departamentos. Expresamente la (hoy casi olvidada) Ley de Bases de la Descentralización (año 2002) en su artículo 29º señalaba: “La conformación y creación de Regiones requiere que se integren o fusionen dos o más circunscripciones departamentales colindantes, y que la propuesta sea aprobada por las poblaciones involucradas mediante referéndum”. Más claro ni el agua. Para quienes sí recuerdan, se tuvo un referéndum el año 2005 para aprobar cinco propuestas de regiones, ese referéndum fracasó, desde ahí hasta la fecha no se ha vuelto a realizar ninguno; por lo tanto: las regiones no existen actualmente. Por el trunco proceso de regionalización el espacio territorial se llama aún “departamento”, que es administrado por un Gobierno Regional (pues ya se les han transferido funciones en el marco del proceso de descentralización). No confundir.
Y aquí no se trata de decir “eso no importa, llamémosle como sea”, porque en una nación que pretende ser de leyes, la normativa es la que manda. Se equivocan los gobernantes, prensa, catedráticos, comentaristas y etcétera al hablar de “regiones” sembrando realidades ficticias en la mente de la gente. Existe el Plan Nacional de Descentralización 2012-2016 que también indica lo que aquí relato resaltando la necesidad de proyectarnos hacia la conformación de regiones (como esfuerzo mancomunado de territorios) ¿quedará ello una vez más como un plan entre tantos otros?