[OPINIÓN] Turismo oscuro en Phnom Penh­

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Me gusta viajar y encontrar respuestas, y he encontrado muchas en Camboya. Sin embargo, algunas dudas opacan el brillo de esas respuestas. En un artículo previo, conté un poco la historia del régimen del Khmer Rouge y las tristes historias que el pueblo camboyano vivió durante poco menos de 4 años (1975-1979). 1.7 millones de muertos, quizás más. Incluidos bebés que mataban azotándolos contra un árbol o lanzándolos al aire y disparándoles. Ese árbol se encuentra ahora en «Killing fields» o campos de matanza, un «atractivo» turístico en Phnom Penh donde un audio-guía te acompaña mientras recorres el lugar donde el régimen de Pol Pot llevaba a los prisioneros para matarlos o para terminar de matarlos, luego de largos períodos de tortura en la prisión S-21, otro «atractivo» turístico.

«Dark tourism» o turismo oscuro. Se define así a las rutas turísticas relacionadas con guerras, genocidios, lugares de tortura, prisiones, fozas comunes y campos de matanza. Phnom Penh es una ciudad en desarrollo y muy interesante. Tiene templos, un río maravilloso y un palacio radiante. Sin embargo, sus principales atractivos turísticos son S-21 y los campos de matanza; y sin ellos, no sé si Phnom Penh atraería a mucha gente. Es alrededor de estos dos lugares que se desarrolla el turismo, creando empleos y posibilidades de negocios para los locales.

Chivy, mi guía turística en S-21 nos contó su propia historia mientras explicaba métodos de tortura, señalaba manchas de sangre impregnadas en el suelo y mientras renegaba porque muchos de los que pertenecieron al régimen del Khmer Rouge están, no solo libres, sino también trabajando para el gobierno actual. Mientras veíamos las celdas de los prisioneros políticos y centenas de fotos de quienes fueron torturados en esa prisión; Chivy nos relataba paralelamente, como ella y su madre tuvieron que escapar a Vietnam, luego de que el Khmer Rouge matara a su papá y a sus dos hermanos. Los 10 dólares que pagamos por su trabajo, entonces parecieron poco. ¿Cuál es el precio de abrir tu alma cada 10 minutos para contar tu historia, una y otra y otra vez? ¿Cuál es el precio del desarrollo turístico en Phnom Penh?

¿Ético? Tuve mis dudas al recorrer los campos de matanza y sentí algo de vergüenza del morbo que motivó que tomara la foto del árbol y del monumento construido a las víctimas. Pero en la última estación, la voz del audio-guía dijo finalmente: «(…) por su bien, recuérdennos y recuerden nuestro pasado cuando piensen en su futuro».

Entiendo la importancia de contar esta historia y del valor del turismo oscuro para Phnom Penh, pero aún tengo algunas dudas con respecto a si está bien o no desarrollar estrategias de turismo oscuro y si se hace, cómo hacerlo bien. Pienso en Perú y en algunas de nuestras terribles historias que podríamos convertir en turismo. Y aunque no estoy 100% convencida, quizás bien dirigido, siendo respetuoso y protegiendo a las víctimas, podría funcionar. ¿Será posible en el Perú? ¿Debería serlo?