El pasado miércoles, el diario digital Altavoz publicó un editorial preocupante, en el que acusa al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de “vender gato por liebre” al realizar un recorte en el Impuesto a la Renta (IR) al mismo tiempo que eleva el Impuesto a los Dividendos (ID). La medida, señalan de manera vehemente, tendrá efectos indeseables para la economía. Así, ellos acusan al MEF por haber creado incentivos perversos que generarán “inversiones menos pensadas o que de otro modo no se hubieran hecho (los accionistas podrían haber puesto su dinero en otros proyectos más eficientes).”
Esto es un buen ejemplo de que, en economía, hay ideas que son malas, hay ideas que son muy malas… y hay ideas que se publican en Altavoz. Veamos.
En primer lugar, el MEF no está obligando a nadie a reinvertir. Si esas potenciales inversiones que menciona Altavoz en verdad son tan malas, entonces las empresas las dejarán de lado. Como el mismo editorial señala, nadie deja de ganar dinero simplemente para pagar menos impuestos. Es irónico que un medio que se proclama liberal súbitamente no confíe en la capacidad de las empresas para determinar qué hacer con sus rentas: si reinvertirlas o distribuirlas como dividendos. Vaya liberalismo.
Segundo, en Altavoz parecen haber confundido la ineficiencia con lo que los economistas llamamos “retornos marginales decrecientes”. Si una empresa decide realizar inversiones adicionales ahora que tiene más plata, pues naturalmente el segundo proyecto será menos beneficioso y atractivo que el primero (por algo es el segundo) y el tercero lo será con respecto al segundo, etc. Esto no hace ineficiente a la segunda o tercera opción, a menos que la empresa opte por alguna de ellas en lugar de la primera. Costo de oportunidad, le dicen.
Supongamos que una empresa tiene dos opciones, Proyecto 1 y Proyecto 2, y que el primero genera mayores ganancias que el segundo. Bajo el esquema tributario actual, en donde se paga IR de 30% sobre la utilidad bruta e ID de 4.1%, la empresa tiene suficiente dinero para invertir en el Proyecto 1 solamente. ¿Por qué el Proyecto 1? Porque es el que genera el mayor beneficio, y elegir el Proyecto 2 en su lugar sería irracional (alerta: amigos de Altavoz, esto sí es ineficiencia). Ahora, veamos el esquema propuesto por el MEF, en el que se paga 28% de IR y 6.8% de ID. En este caso la empresa tiene una utilidad neta (luego de pagar el IR) superior a la de antes, y podría invertir tanto en Proyecto 1 como en Proyecto 2. Asunto resuelto.
Si hasta aquí, estimado lector, usted no ha encontrado ningún problema, es porque no lo hay. Es sólo que Altavoz considera que esto es “ineficiencia”.
Seguramente, alguien objetará que en el primer caso la empresa invierte menos, pero al pagarle un mayor dividendo al accionista, éste puede invertirlo en otro lugar, seguramente con retornos más altos. Si esto es así, entonces cabría preguntarse por qué la inversión privada está cayendo. O peor aún, habría que preguntarse si el accionista no pondrá ese dinero en una cuenta bancaria (alerta: a aquellos que están equivocadamente prestos a invocar la ley de Say les sugiero leer esto). Mientras el MEF busca cambiar la estructura de incentivos para que la inversión se recupere, Altavoz propone mantener la estructura actual porque… bueno, la verdad es que no tenemos idea por qué.
O tal vez sí. Y es acá donde nos encontramos con el elemento más preocupante de los ataques que las medidas del MEF han recibido bajo el falso pretexto de liberalismo: en realidad, éstas reflejan mercantilismo, puro y simple. La que están haciendo algunos, como Altavoz por ejemplo, no es una defensa del libre mercado. No importa si es que el paquete del MEF reduce cargas impositivas sobre las empresas y recorta impuestos para trabajadores de cuarta y quinta categoría (recortes que, dicho sea de paso, benefician, de entre los que pagan impuestos, al que menos tiene pero también, aunque en menor medida, al que gana más). Simplemente es inadmisible que se toquen los dividendos, por más que la carga tributaria no cambie (vamos, es aritmética), por más que incluso ésta se reduzca si es que las utilidades se reinvierten (lo cual, dicho sea de paso, beneficia principalmente a los accionistas, quienes perciben el retorno de dicha reinversión en el futuro). Al parecer, también quieren una mayor tajada de la torta: que me bajen el IR, pero también el ID. Por favor. Porque no me basta.
En cambio, lo que necesitamos según Altavoz son “mejoras institucionales (fantástico, más reformólogos) y reducciones reales de los impuestos” (porque el recorte de cuarta y quinta categoría, al parecer, no es un recorte de impuestos “real”). Todo esto es una verdadera lástima. Son aquellos que buscan disfrazarse de defensores del libre mercado quienes realmente venden gato por liebre (o liberal, en este caso). Y nos estafan en Altavoz, para colmo.
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