¿Paz?, por Gaby Castillo

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El domingo 02 de octubre fue un día histórico en Colombia, el pueblo Colombiano dijo NO al Acuerdo de Paz negociado entre el actual presidente Juan Manuel Santos y representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP). Con la firma de este Acuerdo se inició la cuenta regresiva para que 7,000 guerrilleros entreguen sus armas en 180 días.

Lejos de soportar titulares ligeros que catalogan este resultado como una actitud negativa de los colombianos, creo necesario recopilar información sobre las circunstancias que han llevado a tener esta respuesta por parte del ciudadano. Las FARC-EP, grupo terrorista de filiación marxista-leninista creado en 1964, cuyas principales actividades son el narcotráfico y minería ilegal, inició negociaciones con el gobierno de Santos que tuvieron como resultado la firma del Acuerdo de Paz en La Habana después de 52 años de conflicto armado. En todos estos años de guerrilla ha habido un elevado número de desplazados internos, desapariciones, secuestros y muertes.

El “NO” observado este domingo no es más que una consecuencia de la forma en que han sido llevadas las negociaciones. Es  conocido que parte de los colombianos (aquellos que no son de ciudad, es decir aquellos que vivieron la guerrilla en carne propia) no estaban de acuerdo con determinados términos del Acuerdo., En primer lugar, el que no haya penas de cárcel para los delitos más duros cometidos por los miembros de las FARC,  como consecuencia de una amnistía que limita la responsabilidad frente a casos de delitos de lesa humanidad. Al respecto, Rodrigo Londoño Echeverri señaló: “en nombre de las FARC-EP ofrezco sinceramente perdón a todas las víctimas del conflicto por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra”; estas palabras no creo que sean suficiente remedio para todo lo ocurrido durante estos años. Adicionalmente, la incursión de las FARC en política es cuestión de tiempo. Ya declaraban: “que nadie dude que vamos hacia la política sin armas, preparémonos todos para desarmar las mentes y los corazones”, esto, en clara expresión de su afán de consolidación como un partido reconocido por el ordenamiento Colombiano.

No cuestiono la negociación, pues es innegablemente un paso tan importante. Ya lo reconocía Ban Ki-moon, ex secretario de las Naciones Unidas, organización que supervisará el posconflicto, al reconocer el esfuerzo de las dos partes mencionando que el acuerdo contribuirá a mejorar el país. Sin embargo, sí cuestiono que la única preocupación haya sido obtener un SI a toda costa, sin preocuparse por ese porcentaje de colombianos que se sentía ajeno a todo este proceso: el desconocimiento y poco acercamiento ha sido un enemigo constante. Muchos se sorprendieron por  el resultado, pero las encuestas revelaban un margen muy corto entre ambas posturas, las mismas que no incluyeron votos fuera de la ciudad. Pese a la presión de votar por un SI Colombia prueba que es una democracia y que no acepta menos de lo que merece.

Perú no es ajeno a una historia similar, Sendero Luminoso sigue siendo un peligro latente para el gobierno en nuestros días. El rechazo a este grupo es innegable. Hasta hace pocas semanas se cuestionaba la existencia de un mausoleo para los restos de guerrilleros en Comas, y el año pasado se negó la inscripción de MOVADEF como partido político.

Personalmente considero que en el camino el Gobierno  cometió muchos errores. El primero y más importante de ellos fue el no llevar a cabo el plesbicito desde un inicio, es decir antes de la negociación. ¿Realmente se quería llegar a este acuerdo? ¿Qué tanto se podía negociar?  Más allá de la buena voluntad de Juan Manuel Santos, esto significa un cambio en la historia de Colombia, país que al día de hoy muestra grietas muy profundas.

Entonces, ¿cómo se logra la paz? El Ejecutivo no puede trabajar solo como lo ha venido haciéndolo hasta el momento. Tendrá que aprender a escuchar a sus ciudadanos, a educar a las nuevas generaciones y re educar aquellas que asocian las FARC con terrorismo. El alto al fuego con las FARC se mantendrá hasta el 31 de octubre, debemos de esperar para saber cuál será la estrategia a seguir. Es un proceso que tomará tiempo y requerirá el esfuerzo conjunto de todo el cuerpo político.

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