En estos días estamos siendo testigos de cómo el atontamiento del ser humano sigue su curso cada vez con mayor ahínco ante la novedad de un juego denominado “Pokemon Go” (PG). El juego en cuestión fue lanzado al mercado el pasado 6 de julio y viene dando pingues ganancias a los creadores del juego de marras. Según los últimos datos, este jueguito viene generando más de millón y medio de dólares por día y la cifra sigue ascendiendo a medida que más adictos caen en sus redes. Solo en EEUU, en sus primeras 24 horas, se hicieron más de 20 millones de descargas. La compañía Japonesa Nintendo se está haciendo billonaria con esta aplicación: las acciones del grupo japonés subieron un 93,2 % a los 10 días del lanzamiento, su mayor revalorización desde su debut en 1983 en la bolsa de Tokio. El juego en sí es gratuito y dentro del msmo se pueden gastar hasta 100 € en una caja de dinero virtual que te servirá para hacer mejoras o avances en el juego. Precisamente no hace mucho, el profesor italiano Giovanni Sartori había manifestado en una entrevista, su crítica a las redes sociales y al internet, ya que considera que han encumbrado a lo que él denomina el “homo videns”: “El homo videns es aquel que sólo entiende lo que ve con sus ojos; si algo no se puede ver, para él no existe”.
Efectivamente, desde hace algunos años, si usted va por la calle podrá observar muchas de las personas que manejan de lo más tranquilas su automóvil, van mirando por un ojo por donde circulan y con el otro ojo leen sus correos, su Facebook o manejan escribiendo inclusive mensajes en twetter o en WhatsApps, mientras el automóvil comienza a zigzaguear para terminar empotrándose en un alto de semáforo contra el automóvil de adelante o contra un poste o inclusive atropellando a otro peatón “zombie” concentrado en su celular. Más patético aun es observar a peatones caminando por las calles con la vista puesta en el celular y audífonos pegados en las orejas, estrellándose con postes, árboles y personas, o tropezándose con la vereda, grada escalera, etc. Todo esto constituye un digno espectáculo para una película de Jacques Tati, puesto que se observa al ser humano atontado, idiotizado, al que Sartori ha bautizado como el “homo cretinus”, una evolución del homo videns. Según Sartori, esto es posible “porque el homo videns, el hombre que sólo entiende aquello que ve con los ojos y que es incapaz de manejar conceptos abstractos, ha tenido tal éxito que ha evolucionado hasta convertirse en el homo cretinus”.
Este homo cretinus lo vemos cada vez más multiplicado por doquier. Es un hombre que no piensa, no reflexiona, no analiza ni se cuestiona cosas. Este ser humano moderno está acostumbrado a ver solo imágenes. De allí que le cueste tanto abstraer ideas, pensar, analizar y reflexionar. Lamentablemente el boom de celulares, Tablets y los juegos de la era digital, han hecho que el hombre -desde niños en un nido- se vaya convirtiendo poco a poco en un “homo cretinus” sin darse cuenta.
Hoy el advenimiento del juego de PG ha originado que ya en pleno Lima seamos testigos de cientos de personas caminando cual zombies por las calles, plazas y centros comerciales buscando “pokemones”, esto es, imágenes virtuales de estos bichos -especie de mezcla de conejo con gato especialmente amarillos que arrojan pelotas- que aparecen en las pantallas de sus celulares. El programa del juego hace que estos bichos aparezcan por las calles y uno debe “capturarlos” e ir ganando puntajes. Ya en Lima he podido apreciar casos muy graciosos por decir lo menos: una señora llevando a su bebe en su cochecito mientras con la otra mano busca pokemones, casi se estrella contra un automóvil y no la atropellaron de milagro; o ciclistas aparentemente muy deportivos mientras conducen su bicicleta buscando también pokemones.
En el malecón de Miraflores uno casi termina desbarrancándose cual Alfonso Ugarte, por buscar pokemones. Todo esto aparte de personas concentradas que caminan mirando a su celular cazando pokemones y empotrándose contra un poste o un árbol, o tropezando con un sardinel para caer en una zanja abierta o en un canal de desagüe y, lo más bochornoso aún: apreciar el choque de dos personas en plena calle, cada una a la caza de pokemones, para terminar rodando por el suelo cual pareja en pleno lance amoroso. Se puede ver de todo. En Lima ya la policía está alerta por el aumento de robo de celulares debida a que, para felicidad de los delincuentes, los “poketontos” se exponen con suma facilidad a que les arranchen el celular.
Hoy no solo en el Perú sino en todo el mundo, se puede apreciar y cada vez más “in crescendo” a una cada vez más cantidad ingente de adictos a este jueguito -y van en aumento- cayendo como tontos en sus redes, en lo que los expertos han llamado la “realidad aumentada”. En conclusión, podemos afirmar que estos “poketontos” terminan viviendo una realidad que no es realidad. Acaban sumergidos más aún, en un mundo egoísta e individual en donde la interrelación con los demás no interesa. Viven “su realidad”, quitándoles tiempo para cosas verdaderamente importantes, como la familia, la amistad, el trabajo, la lectura, etc.
Lo más triste del caso es que terminarán convenciéndose de que esa es la “verdadera” realidad y el cazar pokemones y ganar más premios, será lo más importante de sus vidas. Al paso que vamos, tendremos un mundo en donde el trabajo, familia, matrimonio, amigos, deporte, etc. estará dominado por “poketontos”, y tal como decía Einstein: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas.”