Resulta políticamente correcto decir que es una aberración la liberación de dos terroristas hace unos pocos días, pero no lo es.
Salió el Presidente a decir que debería revertirse ese pronunciamiento. Salió también el Ministro de Justicia quien, por cierto, hasta ahora no ha presentado su declaración de conflicto de interés; sobre eso el Ministro si guarda conveniente silencio.
A pesar de los gritos y rasgaduras de prendas, sostengo que la resolución no es una aberración porque no quedaba otra alternativa. Si queremos considerarnos un verdadero Estado de Derecho debemos respetar la Ley, nos guste o no. Si una persona no es acusada en un plazo determinado, y se encuentra detenido, debe ser liberado inmediatamente. Así rezan nuestras reglas de juego.
Lo que es una auténtica aberración es lo que precedió a la resolución. Hubo una demora inexcusable de alguien. No tengo información completa, no he revisado el expediente (no sé si alguno de los furibundos reclamantes lo haya hecho), la información que he recibido me inclina a decir que la demora fue originada por la Fiscalía que tardó en emitir su acusación. Luego de ello a la Sala no tuvo alternativa.
Ah, en todo ese desafuero de reclamos, también salió la OCMA a investigar a la Sala por emitir la resolución; es decir, por cumplir la Ley.
Lo que hay que investigar, lo que hay que corregir señores, es la lenidad del sistema en general. Un caso no puede demorar tanto, ese es el gran problema de la Justicia peruana. Por eso dicen que Justicia que tarda no merece llamarse como tal.
¿Cuál es la solución que plantean los reclamantes? El Presidente del Poder Judicial reclama al Ministro que reactive el acuerdo de la Justicia (creo que así se llama). Esos grandes grupos o pomposas secretarias, como lo muestran los hechos no ayudan de mucho porque es lo que se discute que lo que se ejecuta. Y, señores, lo que se necesita es acción, urgente acción.
¿Por qué se liberó a Morote y compañía? Porque los procesos demoran mucho en el Perú (ya de eso me ocuparé en un artículo posterior con más detalle). Pero a eso a nadie le importa al parecer y seguimos armando conversatorios chéveres y “finteros”. A miles de peruanos les afecta esta situación. Ahí no hay Presidentes, ni Ministros, ni Tribunos, que lloren. La reforma es el problema de fondo. Por eso salen los delincuentes, todos.
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