Desde el año 2000 hasta el 2016 el Vraem se ha mantenido como zona capturada por Sendero Luminoso, sin que el Estado haya podido terminar con ese foco de corrupción, terrorismo y vergüenza nacional. Evidentemente, el escándalo de corrupción política de Odebrecht está en la primera plana de los diarios. Pero no debe usarse como pretexto para usarlo de cortina de humo para que el Vraem continúe siendo una tarea pendiente de los gobernantes.
No hace falta ser antropólogo ni sociólogo para saber que la corrupción se mantiene gracias al narcotráfico. Que el terrorismo se ha convertido en policía privada de los narcotraficantes. Que es una vergüenza que nuestra Policía Nacional y nuestras Fuerzas Armadas sean incapaces de reducir a unas 300 personas como máximo y 150 como mínimo que dominan a los pobladores originarios de la zona.
La televisión ha destapado la olla y ha encontrado un delito característico: falsificación de documentos. Y todos sabemos desde antiguo que los narcotraficantes pueden circular por las zonas de cultivo de coca gracias a los sobornos, otro delito cualificado. Recordemos la leyenda del capitán Carlos.
El ministro de Defensa Jorge Nieto Montesinos y el ministro del Interior Carlos Basombrío Iglesias son los responsables políticos que deben afrontar este desafío, además de entretenerse pasando al retiro o ascendiendo a tales o cuales oficiales. El presidente Pedro Pablo Kuczynski Godard tiene la responsabilidad histórica de entregar el mando el 28 de julio de 2021 con un territorio completamente pacificado. Es lo menos que podemos pedir los peruanos ante el bicentenario de la República.
La astucia política que adjudican al ministro Nieto y la devoción a los derechos humanos que caracteriza a Basombrío deberían ser fundamento para devolver a esa región del Perú la soberanía de la nación y el ejercicio del Estado, cosa que al parecer no está en las prioridades de la agenda gubernativa actual.
El Perú no invierte en escuelas de policía, ejército, marina y aeronáutica para que las cosas sigan como antes, sino para que el Perú sea cada vez mejor. Recordemos que Alberto Fujimori fue el presidente peruano que puso en jaque al terrorismo y que la candidata presidencial Keiko Fujimori prometió terminar con el saldo pendiente, razón por la cual es hoy la primera figura política de la oposición al gobierno. Un argumento más para que el actual gobierno se ponga las pilas.