¿Qué papel juegan las emociones a la hora de comprar un inmueble?, por Alejandro Lostaunau
En las diferentes transacciones que hago a lo largo de mis años de experiencia en el sector inmobiliario muchos me preguntan si el factor de las emociones es vital para la venta de un inmueble. De hecho, con todo lo que he experimentado puedo dar un contundente sí a esa pregunta y luego argumentar que los temperamentos de las personas son los que hacen o tiran a la borda una venta.
La compra de un inmueble no es racional como mucha gente piensa. Tiene un lado racional pero básicamente es emocional y ahí los sentimientos que van y vienen juegan un rol preponderante. No nos sorprenda por ello que alguien diga sí compro el departamento y luego si se alargaron mucho los papeleos diga todo lo contrario.
Cuando se compra una casa se buscan buenas estructuras, buenos acabados y que nos dé seguridad en general la compra. Sin embargo, la amplitud, lo hermoso que puede ser el lugar o qué me hace sentir cuando estoy ahí es definitivamente lo preponderante.
Es cierto que los hombres somos más racionales a la hora de comprar un inmueble. Basta ver cuando compramos un carro y analizamos cada detalle. Pero hay que ver que ese es un lado de la compra y que definitivamente la parte emocional la va poner la mujer que es finalmente la que decide la adquisición del predio.
La mujer quiere un lugar bonito, amplio y que le haga sentir bien. Con eso en minutos puede decidir una compra. Recuerdo que hace poco en la segunda visita que hice a un departamento una chica joven entró, miró la hermosa vista al parque, recorrió brevemente y luego me dijo: “Alejandro esto es lo que quería, lo que me hace sentir bien, lo compro”.
Las emociones son más que relevantes a la hora de comprar un predio, Siempre recomiendo que en la visita con el cliente siempre nos cuidemos de colocar un buen aroma al ambiente. Eso con seguridad hará levantar la imaginación que es finalmente la que proyecta la compra.
La mujer decide, es una autocracia de la emoción no hay duda y ahí los hombres no podemos hacer nada.