Si está familiarizado con el mundo del tenis, es muy probable que ya haya deducido cuál es el propósito de este artículo. Si no reconoce la cita, tómese un instante para plantear una hipótesis razonable… No, esta columna no se trata sobre la Navidad, pero sí está relacionada con la generosidad de ciertas personas. Varios tenistas de élite han decidido aprovechar al máximo su gran popularidad a nivel mundial para ayudar a causas benéficas y contribuir a la construcción de un mundo menos desigual: Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, entre otros, cuentan con fundaciones propias que apoyan diversas causas a lo largo del planeta. Aquí una breve reseña sobre estas fundaciones y la respuesta al enigma del título, si es que aún no lo ha terminado de descifrar.
Fundada bajo el nombre de “Fondo Humanitario Novak” en el año 2007, la Fundación Novak Djokovic ha donado a la fecha más de 500 mil dólares a múltiples proyectos en Serbia. Su misión es contribuir a que los niños en todo Serbia crezcan, se eduquen y se desarrollen en un ambiente estimulante, creativo y seguro, al mismo tiempo que aprenden a respectar a los demás y a preocuparse por el medio ambiente. El año pasado, gracias a una cena de gala auspiciada por Djokovic en Nueva York y a otras donaciones, la fundación recaudó cerca de 800 mil dólares y brindó fondos a diez proyectos en el país balcánico.
Por su parte, la Fundación Rafa Nadal fue inaugurada en el año 2008 y tiene como misión ofrecer programas de educación a los más desfavorecidos, así como de fomentar la práctica del deporte. Actualmente cuenta con tres proyectos activos: el Centro Educativo Anantapur (el cual ofrece entrenamiento de tenis, clases de inglés e informática, así como un suplemento nutricional diario y cobertura sanitaria a poco más de cien niños en India), “Más que Tenis” (el cual promueve la práctica del tenis entre ciento veinte jóvenes españoles con discapacidad intelectual) e “Integración y Deporte” (que ha beneficiado a casi 300 niños en riesgo de exclusión social en España).
De las tres, la fundación que abarca la mayor cantidad de países y que administra la mayor cantidad de fondos es la Fundación Roger Federer. Creada en el 2003, beneficia actualmente a aproximadamente 150 mil niños en Suiza y África (Zambia, Botswana, Malawi, Zimbabwe, Etiopía y Sudáfrica) y pretende llegar a 1 millón de beneficiarios en el año 2018. Con más de doce millones de dólares en activos, tiene como objetivo “empoderar” a los niños pobres en los países seleccionados, de modo tal que puedan tomar control de su futuro y moldearlo activamente gracias al acceso a educación de alta calidad. La fundación reconoce que la educación no solo constituye un derecho humano, sino que también reduce la pobreza, contribuye a una mejor salud y fortalece la responsabilidad social. Asimismo, la Fundación Roger Federer busca evitar la dependencia del apoyo por parte de los beneficiarios, por lo que fomenta la autosuficiencia y busca la sostenibilidad en sus programas.
Roger Federer organiza regularmente eventos a favor de su fundación y, el domingo pasado, venció por 7-6 (7-4) y 6-4 a Stanislas Wawrinka en un partido de exhibición en Zürich. El encuentro, denominado “The Match for Africa 2”, recaudó más de 1,3 millones de dólares y fue la continuación de “The Match for Africa” -un encuentro realizado en el 2010 que enfrentó al suizo contra Rafael Nadal y que recaudó 2,5 millones de dólares a favor de la Fundación Roger Federer-. Si aún no lo adivinó, quien le preguntó a Nadal hace cuatro años qué le iba a regalar por Navidad fue Federer. ¿Y la respuesta de “Rafa”? Ir a Zürich a jugar una exhibición con Roger.
P.D. La frase del título de este artículo se hizo conocida por ser parte del spot publicitario para “The Match for Africa”; si se pregunta por qué es tan memorable tal frase, solo cópiela en Google y descúbralo usted mismo.