Recuérdame en cada acción, por Verushka Villavicencio

«¿Qué estamos haciendo para crear en los ciudadanos la oportunidad de recordar a nuestros seres amados que han partido durante la pandemia con amor?».

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A medida que evoluciona la situación en la que se encuentra nuestro país respecto a la pandemia, se nos presentan nuevos retos. Uno de estos retos se plantea en la siguiente pregunta: ¿Cuál es el abordaje que como país se le va a dar a la muerte? Reflexionemos acerca de esto en los siguientes párrafos.

Para comenzar, debemos saber que responder a esta pregunta tiene una primera entrada en la salud pública y la atención en salud mental para todos los peruanos. La alianza del MINSA con la cooperación internacional para un abordaje que promueva la salud es importante y valioso, pero ¿será suficiente?

En México se ha formado una identidad nacional que ve la muerte como una oportunidad para posicionar, durante toda la vida, el recuerdo de los seres amados. Es generación tras generación, quienes recuerdan a los abuelos, tatarabuelos, nietos, bisnietos, tataranietos, etc. En el Día de Muertos, que celebran el 1 y 2 de noviembre de cada año, se reúnen las familias alrededor del altar familiar para evocar a los seres amados que partieron junto a sus fotografías y algunas pertenencias valiosas. Pero más allá de la decoración, ofrendas de comida, bebida y objetos que amaba el ser amado, hay una identidad familiar alrededor de ese evento.

Se trata de una identidad familiar que encuentra en el recuerdo del ser amado, una ocasión para evocarlo con amor.

¿Qué estamos haciendo para crear en los ciudadanos la oportunidad de recordar a nuestros seres amados que han partido durante la pandemia con amor? No se trata de construir un monumento. Tampoco de ponerle el nombre a una avenida o de crear el Día de los Muertos por el COVID 19.

Esta es la oportunidad para posicionar el “derecho a la resiliencia” como medio para aprender a vivir con el dolor de la muerte y progresivamente transformarla en un sentir que nos devuelva la paz.

El abordaje en salud mental que apela al desarrollo de la psicología positiva y a la promoción de la salud es un gran paso para que cada ciudadano que afronta la pérdida de un ser amado logre reponerse y continuar con su vida.

Nora Mclnerny explica en su charla TED que perder a su bebé durante el embarazo, luego a su padre y finalmente a su esposo por un cáncer cerebral, le enseñó algo vital: “gracias a la pérdida, hoy se ha convertido en la mujer que se casó por segunda vez y formó una nueva familia. Y es que su vida encontró el encaje que necesitaba para fluir”.

La muerte puede reconstruir a las personas si la abordamos como parte de la vida. Más aún, para quienes creemos que volveremos a abrazar a nuestros seres amados, la muerte es una separación momentánea. Es entonces que el valor del recuerdo cobra preponderancia pues es la gran oportunidad para darle vida a las enseñanzas que nos dejaron los que partieron. También es una ocasión para hacer de nuestras vidas una ofrenda que logre perennizar la memoria del que partió. Sin dramas, con una sonrisa que lleve la pena con paz.

La ruta es sencilla: que cada acción sea un regalo que rinda tributo a nuestros seres amados. La suma de todas las acciones podría llegar a ser nuestra nueva identidad colectiva. Aquella que la pandemia no nos arrebató.

Por eso, “recuérdame en cada acción” podría ser la idea clave para crear una cultura nacional alineada a valores y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 que aliente nuestro derecho a la resiliencia.

Ahora al terminar de leer, recuérdame.

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