Rosana Cueva o el periodismo como traición a la patria, por Hugo Olivero

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Para el Ministerio de Defensa, la periodista y conductora de Panorama, Rosana Cueva, es una terrible amenaza para la seguridad nacional. Es tan pero tan peligrosa que la han denunciado por el delito de traición a la patria -aunque dicen que no- y para estar seguros de que no hayan cabos sueltos, además de los nombres del equipo de la reportera, han pedido hasta los datos del chofer que la traslada. Al parecer, todas estas personas son responsables de actividades delictivas en contra del Estado peruano, a la altura de espías y cómplices de invasores.

La explicación más sencilla a todo esto es que la gente del Ministerio de Defensa vive en otro planeta. Piensan que no nos importa que se tire un dineral -nuestro dineral, de hecho- para «pagar» a unas personas que niegan haber recibido un centavo como «colaboradores». Que figuran en una planilla de gastos que contiene muchas irregularidades e indicios muy fuertes de malos manejos del presupuesto militar en la zona del VRAEM. Piensan que, entre el probable delito de corrupción y el muy absurdo y discutible delito de traición a la patria (o revelación de secretos nacionales, según edulcorada especificación) a la opinión pública le interesa más el secretismo barato del Mindef, el cual, dicho sea de paso, puede resultar una excusa perfecta para tapar cualquier cochinada.

Porque la denuncia de Rosana Cueva y su equipo es esa: algo huele muy mal en los gastos de inteligencia del Vraem. En un reportaje de abril de este año, mostraron una rendición de cuentas pésimamente sustentada, con «declaraciones juradas» de los colaboradores (que incluyen nombres, apellidos, firmas, huellas, etc.) que ellos mismos, ante cámaras, niegan jamás haber realizado. Ni que decir de las boletas de consumo presentadas en la documentación: almuerzos en restaurantes lujosos y céntricos como parte de «labores de inteligencia», así como inexplicables desembolsos en pinturas, esmaltes, tuberías y ciertos víveres perecibles. Pero en vez de aclarar las cosas, ¿por qué mejor no denunciar a los periodistas? Brillante.

Estamos hablando de miles y miles de soles que probablemente hayan sido malversados. Un dinero cuyo fin era sostener e impulsar las actividades en el Vraem contra el terrorismo y el narcotráfico, para mejorar la seguridad del país, para evitar que muchachos que sirven en el ejército sean víctimas de esas emboscadas que cada año cobran sus vidas. Si efectivamente ha habido corrupción, estamos ante una inmoralidad enorme, porque no se trata solo de dinero, sino de la paz de una nación, de la integridad física de soldados, del bienestar de 31 millones de compatriotas. Si hubo corrupción, como apuntan todos los indicios, definitivamente los traidores son otros.

Lo que está ocurriendo con Rosana Cueva, Karina Novoa y el resto de miembros del equipo periodístico de Panorama es un atentado a la libertad de prensa y una amenaza para cualquier periodista. Pero es también una señal inequívoca de que han realizado un buen trabajo y que buscar la verdad, como se ha visto tantas veces, tiene un alto precio. El secretismo y las leguleyadas, por el contrario, suelen esconder cosas turbias. Mi solidaridad con Rosana Cueva y sus colaboradores, estaremos vigilantes frente a esta maniobra torpe de un gobierno con los días contados.

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