Rousseff: “Lula viene, como ministro o asesor, pero viene, nadie lo va a impedir”

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Este mes de marzo que se cierra ha convertido a Brasil quizá -desde las protestas encabezadas por Leopoldo López en Venezuela a inicios de 2014 y las marchas que terminaron con la renuncia del presidente Otto Pérez Molina implicado en el caso de corrupción conocido como ‘La Línea’ en Guatemala en setiembre pasado- en la nación más polarizada de América Latina.

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Y es que, la sintomatología no solo se halla entre las calles brasileñas repletas de ‘manifestantes’ (que a veces más parecen vándalos) que exigen la renuncia o la permanencia del Partido de los Trabajadores (PT), sino también en el mundo político, en el resquebrajamiento de acuerdos (como el alejamiento del aliado PMDB) y en las disputas entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, donde el segundo busca revocar a la presidenta Rousseff, mientras este último emite medidas para evitar el nombramiento de funcionarios.

En medio de todo este embrollo, la mandataria, Dilma Rousseff, le concedió una entrevista al diario El País de España en el que afirmó que tiene la conciencia tranquila, que los intentos de revocarla son completamente ilegales y que le pidió a su ‘padrino político’ Luiz Inácio Lula da Silva (su antecesor) ser ministro de la Casa Civil para que reforzara el puente de mando en esta coyuntura de tormenta social y no para salvarlo de las investigaciones que el juez Sergio Moro viene realizando contra el líder histórico del PT por el caso ‘Lava Jato’.

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“Nosotros en Brasil ya tuvimos golpes militares. En un sistema democrático, los golpes cambian de método. Y un impeachment sin base legal es un golpe. Rompe el orden democrático. Por eso es peligroso”, comenta Rousseff sobre el inicio del proceso de destitución parlamentaria conocido como impeachment en el que el Congreso de su país puede sacarla del cargo si consiguen dos tercios de legisladores que apoyen la causa.

“Y luego está lo de la renuncia. Me piden que renuncie. ¿Por qué? ¿Por ser una mujer frágil? No, no soy una mujer frágil. Mi vida no fue eso. Piden que renuncie para evitarse el mal trago de tener que echar de forma ilegal a una presidenta elegida. Piensan que tengo que estar muy afectada, desconcertada, muy presionada. Pero yo no estoy así, no soy así. Tuve una vida muy complicada para no poder luchar ahora”, añade Rousseff sobre la opción de dejar voluntariamente el liderazgo de un gobierno que ha perdido la legitimidad de su propio pueblo.

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Al ser interpelado sobre la designación del ex presidente Lula da Silva como ministro de la Casa Civil para -presuntamente- ‘blindarlo‘ de las investigaciones por el caso Lava Jato, Rousseff explica que eso no tiene asidero y que viene pidiéndole a Lula que asesore su gobierno desde 2015. “Supongamos que es cierto, que viene a protegerse. Qué protección más extraña, diría yo, ya que puede ser investigado por los magistrados del Supremo Tribunal Federal. Y no son mejores ni peores que un juez de primera instancia. Lo que pasa es que no quieren que venga. Pero Lula viene, como ministro o como asesor, de una manera o de otra, pero viene, nadie lo va a impedir”, explica.

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Así también, Rousseff afirma que todas estas protestas enarboladas contra el régimen son consecuencia de la fractura social que existe por la desigualdad y la pobreza. En esa línea, la mandataria destaca los logros que consiguió el PT y detalla que los miles de brasileños que salen a marchar a las calles son víctimas de la intolerancia política“No tengo sentimiento de culpa. En fin, aquí en Brasil te detienen por tener perro y por no tenerlo, así que no sé cuál es la respuesta correcta. Seguro que me critican por no deprimirme”, finaliza.