“De acuerdo con informes preliminares, el avión se estrelló durante la maniobra de aterrizaje, se rompió en pedazos y se incendió. Había 55 pasajeros a bordo, entre ellos cuatro niños y seis tripulantes”, fue la alerta que dio el personal de emergencia del aeropuerto Rostov del Don, en el sur de Rusia, luego de que una estrepitosa explosión alcanzara a iluminar la pista de aterrizaje. Minutos después se confirmaría lo temido: no había sobrevivientes.
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Se trató del Boeing 737-800 de la aerolínea de bajo costo Flydubai, procedente de los Emiratos Árabes Unidos -en el golfo Pérsico- que, debido a la falta de visibilidad provocado por la intensa nevada y los fuertes vientos, se precipitó a tierra cuando intentaba realizar un segundo aterrizaje, luego de que el primero fallara. Según medios locales, el vuelo FZ 981 realizó hasta 12 vueltas sobre el aeropuerto tratando de encontrar el momento oportuno para el descenso.
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“El avión se estrelló durante la aproximación en el segundo intento de aterrizaje, hubo una explosión que se produjo después de que el avión tocara tierra”, indicó a su vez el Ministerio de Transporte ruso. Y, aunque casi todas las autoridades coinciden en que el mal tiempo es la clave para explicar el siniestro, tampoco se descarta el error del piloto por lo que el Comité de Investigación de Rusia ha abierto una indagación para conocer las causas exactas.