Saavedra no vale un gabinete, por Arturo Garro Miró Quesada

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“¡Paris bien vale una misa!”, frase atribuida supuestamente [y lo digo así porque hay historiadores que dicen que no hay que atribuirle esa frase] al rey Enrique IV de Francia durante las guerras religiosas del siglo XVI entre católicos y protestantes cuando justificó una de sus tantas conversiones al catolicismo.

Bueno, esta frase parafraseada se adecúa al pedido formulado por periodistas y políticos adeptos al gobierno nacional para que este convierta a la eventual censura al ministro de educación Jaime Saavedra como un retiro de la confianza al gabinete Zavala. Es decir, que el primer ministro haga cuestión de confianza a su gestión con esta censura; lo cual de por sí es un acto irresponsable porque no se puede desestabilizar –o auto desestabilizar- todo un gobierno por un solo individuo.

Quienes defienden esta osada estrategia (hacer de la censura cuestión de confianza al gabinete), sostienen que la salida de Saavedra significará un frenazo a la reforma universitaria como un retroceso a lo avanzado en materia de educación. Pero un momento. ¿No que la reforma educativa es una política de estado y por consiguiente tiene que superar a las personas?, y si es que las políticas públicas deben estar por encima de las personas –si es que se tiene una visión de largo plazo-, entonces cuál es el problema que el señor Saavedra presente su renuncia y no ahonde más la debilidad política del gobierno, la cual tiene desde su nacimiento. Un claro ejemplo de  continuidad de política pública –al margen de personas y gobiernos- fue el proceso del diferendo marítimo con Chile. Fueron largos 13 años para lograr el resultado. Trece años por los cuales pasaron tres gobiernos de diferente color político; y siete cancilleres. A pesar de estos cambios, se mantuvo una política clara y se consiguió el objetivo de cerrar para siempre el último contencioso con Santiago. Dicho esto, si hay una política clara en educación –con visión a largo plazo- no veo la necesidad de sacrificar a todo un gabinete, y la estabilidad política de todo un país por un solo hombre.

Aquí lo inteligente que le queda hacer al gobierno, sin escuchar a sus “espontáneos” asesores en redes y medios, es dar la batalla en el terreno político. Para comenzar, la suerte del señor Saavedra está echada puesto que para censurar a un ministro se necesitan los votos de la mitad más uno del número legal de congresistas, es decir, 66 votos, y Fuerza Popular –por si sola- tiene 72 votos. Y también recordemos que el  vocero de esa bancada, Luis Galarreta, ha dicho que la eventual censura al ministro Saavedra no está movida por una intención de frenar la reforma universitaria. Bueno, pues ahí puede estar la carta política del gobierno. Me explico. La bancada fujimorista ha dicho que sus motivaciones no son contra la ley universitaria, de acuerdo; aquí el gobierno puede designar como reemplazo de Jaime Saavedra –antes del debate de la censura- al ex congresista Daniel Mora (autor de la ley de reforma universitaria) como nuevo ministro de educación; y así poner contra la pared al APRA y al fujimorismo a fin que le demuestren a la ciudadanía que no tienen “nada personal” en contra de la ley universitaria; como diría el presidente, una jugada así ayudaría a “sacar del closet” a quienes defienden a las “universidades chatarra” en el Congreso.

Pero ya que hablamos de “salidas del closet”, cuándo seguirán este consejo presidencial los hoy “espontáneos” consejeros presidenciales en medios y redes, y digan de una buena vez que su intención es forzar a como dé lugar el cierre del Congreso puesto que el partido que tiene la mayoría absoluta no es de su simpatía política; les apuesto lo que quieran que estas personas no estarían azuzando un eventual cierre del parlamento si otro fuese el partido que tuviese la mayoría. Estos “espontáneos” consejeros justifican su pedido aduciendo que el fujimorismo no deja gobernar, y esto le daría los argumentos necesarios al presidente para cerrar el Congreso, tal como hiciera Alberto Fujimori hace 24 años. Pues nada más alejado de la realidad puesto que son dos contextos diferentes. Primero, la hoy bancada mayoritaria le dio el voto de confianza al gabinete Zavala a pesar de llevar personas que son abiertamente hostiles con el fujimorismo. Posteriormente accedió al pedido de facultades hecho por el gobierno por 90 días, y finalmente, votó a favor del presupuesto general de la república para el 2017, algo que no hicieron sus aliados de la segunda vuelta del Frente Amplio; a diferencia del Congreso al que tuvo que enfrentarse Alberto Fujimori al inicio de su primer mandato. En segundo lugar, la situación política del país hoy en día es muy diferente a la de 1992 puesto que hoy no hay el peligro de ser un estado fallido ni una república terrorista, algo que era casi un hecho hace 24 años.

En conclusión, lo que aquí le queda al presidente es jugar sus cartas políticamente, y no seguir las sugerencias de personas que tienen como interés la desestabilización del país en beneficio de su agenda propia; Frente Amplio y colectivos anti fujimoristas. Por todo esto, el señor Saavedra debe de dar un paso al costado y contribuir a la estabilidad del gobierno, que es la estabilidad del país. Y nuevamente parafraseando a Enrique IV de Francia, Saavedra no vale un gabinete.