Se derrumbó el ‘Papá’, por Francesco Ambrosini

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Lo ocurrido el último fin de semana al concluir la fase regular del Torneo Descentralizado 2015 debe ser una alerta roja para todos los clubes peruanos, sobre todo para aquellos que viven en la informalidad administrativa en los cuales sus directivos dañan a la institución cual cáncer, degenerándolo desde adentro. Al cerrar la última fecha, con el Garcilazo lleno y una goleada a favor, el Club Cienciano del Cusco, único campeón internacional del Perú, se despidió de la primera división peruana, con mucha pena para todos aquellos que lo seguimos durante esas temporadas de gloria en las cuales llegó a levantar la Copa y Recopa Sudamericana. Este es un humilde homenaje al único club que logró flamear la bandera blanca y roja con copa internacional en mano.

Con 114 años de historia, el emblemático club cusqueño siempre fue un importante animador del torneo profesional en nuestro país, siendo Cusco una de las plazas más complicadas para cualquier visitante tanto por la altura como por el buen nivel que siempre mostro el cuadro imperial. Si bien nunca logró alzarse con el campeonato nacional, estuvo muy cerca en tres ocasiones (2001, 2005 y 2006) al conquistar un Torneo Apertura (2005) y dos Clausuras (2001 y 2006). Sin embargo, lo que no logró a nivel nacional lo hizo a nivel internacional, conquistando la Copa Sudamericana durante su primera participación, tumbándose a enormes del fútbol sudamericano como Atlético Nacional, Santos o el mismísimo River Plate, y graduándose como la sorpresa del campeonato con copa en mano.

Recordar la Copa Sudamericana del 2003, remontarnos 12 años para recordar el primer campeonato internacional pintado de rojo y blanco, genera una ambigua mezcla de alegría además de nostalgia. Alegría de recordar lo bien que jugaba ese equipo de Cienciano, ordenado de atrás para adelante, con una solidez defensiva impresionante, un equipo en el cual la solidaridad y la confianza eran lo primordial, lo que los guio al éxito deportivo. Conmemorar cada pincelada de Paolo Maldonado con la ‘10’ en la espalda, cada balón peleado a muerte por Bazalar o Ccahuantico, cada ‘baile del avestruz’ de Germán Carty y, sobre todo, ese fulminante remate de tiro libre de Lugo que estremeció las redes del arco de la UNSA, causan en mí una sonrisa, e imagino que en todos los que acompañaron al ‘Papá’ en esa copa también.

La tristeza, en cambio, viene por dos vías. Primero, al recordar la reciente penosa muerte del autor intelectual de tremenda hazaña, del creador del ‘Si se puede’, de Freddy Ternero. La segunda, la triste actualidad del ‘Cuadro Imperial’ que, por una pésima gestión, perdió la categoría dejando así un vacío en la nómina del Torneo Descentralizado.

Generalmente soy de criticar más el tema futbolístico que el administrativo, ya que es lo que se cómo funciona realmente. El aspecto táctico, los diferentes planteamientos, el desarrollo del juego. Sin embargo, en esta oportunidad dejaré de lado lo netamente deportivo para criticar abierta y fulminantemente a los directivos del Club Cienciano del Cusco. Cuando un equipo pierde la categoría luego de haber perdido 6 puntos en mesa, por culpa de los dirigentes, puedes culpar abiertamente la ineptitud de estos para realizar su trabajo. Hablar únicamente de Cienciano sería injusto, ya que más de un club está condenado a una dirigencia paupérrima, pero lo uso como ejemplo para que sirva de alarma a los demás equipos. Es hora de revolucionar el aspecto dirigencial en el fútbol peruano, con gente que sepa tanto de administración como de fútbol, que ayuden al país a progresar en el panorama de un deporte amado por tantos de sus pobladores.

Se nos fue un grande, un club que llenó de alegrías a un país entero, y que lance la primera piedra quien vio un gol del Cienciano campeón y no lo gritó, de una manera que da más rabia que pena. Solo espero que este sea solo un hasta luego, y pronto volvamos a ver al ‘Rojo’ celebrar en el Garcilazo de la Vega.