¿Sigue vigente la definición de genocidio?, por Fabrizio Anchorena

2.774

El concepto de Genocidio fue desarrollado por el jurista polaco Raphael Lemkin en su libro “El Poder del eje en la Europa ocupada” (1944). El prefijo griego “genos” significaba raza, tribu y el sufijo latino “cidio” era aniquilamiento; así que dicha terminología la definió como “la aniquilación planificada y sistemática de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, o su destrucción hasta dejar de existir como grupo”[1].

Por esta razón, el concepto de genocidio no significa estrechamente que debiese existir una destrucción masiva e inmediata de una nación. En breves palabras, significa que es la coordinación de un plan con diversos pasos y actores que buscan aniquilar la vida de grupos “nacionalistas”.

Los pasos por el cual se refiere el plan son: desintegración de las instituciones políticas (violación de la seguridad personal, libertad), sociales (económica)  y culturales (religión). Junto a ello, la acción no está dirigida al individuo por ser individuo, sino que va más allá: es dirigida por ser miembro de un grupo nacional con una entidad arraigaba y que lo diferencia del resto de ciudadanos. Se buscan con ello los dos principales objetivos del genocidio: primero, desterrar al grupo nacional (características)  de un territorio determinado para que, como segundo paso, se logre la imposición e intromisión de las características del grupo dominante.

Pese a lo mencionado líneas arribas, el genocidio ha permitido que a los grupos de victimas de cualquier aniquilación se les reconozca que fue producto del delito, sin importar las cuestiones básicas y menos la normativa internacional. El delito se ha convertido en la defensa de las posibles víctimas para construir identidad. Diversos autores desean borran el concepto de Genocidio y empezar a trabajar con argumentos enfocados desde la historia y la realidad de la etnicización; los genocide studies[2] están dominando el campo, las tensiones entre los usos públicos, el derecho y las ciencias sociales están reformulando el concepto, además de las tensiones metodológicas, mencionadas inicialmente (historia y realidad).

 Producto de lo anterior se ha abierto el debate, desde el punto de vista de los sociólogos, para definir a los perpetradores, la intención aniquiladora, el fundamento (razón), la intensidad, los métodos de exterminio y la propia naturaleza (características) del grupo víctima. Lo jurídico ha alejado la formulación de conceptos sociales, no porque esté mal, sino porque es necesario preguntarse si el genocidio pertenece a la rama social; así lo menciona el politólogo francés Jacques Semelin en su libro “¿Qué es genocidio? Una revisión a la historia europea” En lo que respecta a este columnista, el genocidio tiene una base social y posteriormente jurídica, pero se han distanciado generando una visión más plural de la que existía hace un par de años.

La definición de Lemkin es un punto de partida importante y relevante, tomando en cuenta lo vivido por él a raíz de lo sucedido en su natal Polonia, intentando con ello que se proteja, construya y refuerce las identidades nacionales. No obstante, como surgimiento de una Ciencia Social, es pasible de construcción de definiciones modernas que estrechen la historia con la realidad.

[1] Raphael Lemkin, El Dominio del eje sobre la Europa ocupada (Argentina: Prometeo Libros, 2009).

[2] Christian Gerlach, Extremely Violent Societies: Mass Violence in the Twentieh-Century World (Inglaterra: Cambridge University Press, 2010)

Lucidez no necesariamente comparte las opiniones presentadas por sus columnistas, sin embargo respeta y defiende su derecho a presentarlas.