¡Todos a conchán!, por Arturo Garro Miró Quesada

1.507

La semana pasada los colectivos –porque no merecen ser llamados partidos- de izquierda convocaron a una marcha “contra la corrupción” a raíz de las denuncias cada vez más contundentes contra miembros de la clase política y empresarial nacional por supuestamente haber recibido sobornos provenientes de constructoras brasileras como Odebrecht, Camargo Correia, OAS, Galvao entre otras. Pero en el Perú, las denuncias están viniendo de los destapes del caso Odebrecht.

La marcha fue convocada por la ex candidata presidencial y ex congresista Verónika Mendoza, quien viene siendo investigada por su participación en la ONG Prodine, la cual habría recibido dinero del gobierno venezolano para la campaña presidencial de 2006; según las últimas investigaciones, la letra de la ex congresista Mendoza estaría en las agendas en las cuales se llevaban las cuentas y se mencionan a las personas que recibían dinero de esta ONG; con lo cual se comprobaría la participación de la señora Mendoza en este caso. Así mimo, otras convocantes de la marcha, las parlamentarias Mariza Glave e Indira Huilca, se encuentran siendo investigadas por la firma de la entrega de la administración de los peajes de la ciudad de Lima a Odebrecht por 30 años.

Los vínculos de las principales actrices de la izquierda peruana, Villarán, Glave, Huilca en el tema de la entrega de los peajes son cada vez más evidentes. Coincidentemente, las dos últimas respondieron con una cortina de humo al presentar el proyecto de matrimonio igualitario. Mientras que Mendoza convocó a esta marcha creyendo en haber encontrado una oportunidad política, pero dejando de mencionar su relación en el caso de las agendas de la ex primera dama Nadine Heredia.

La señora Mendoza hizo la convocatoria a esta marcha con personas que toda la vida se han vendido como los defensores de la moral, la memoria, la democracia y la lucha contra la corrupción. Ahora los vemos llorar pero no indignarse con estos casos de corrupción como lo hicieran en el pasado. Por ejemplo, la “actriz” Mónica Sánchez ahora se pone a llorar porque se siente “indignada” y “ofendida” por lo sucedido. Bueno señora Sánchez, si quiere secar sus lágrimas, siga los consejos que le han venido dando en estos días y póngase a lavar banderas frente a las oficinas de Odebrecht, la casa de Susana Villarán o en la casa de Ollanta Humala. Tampoco he escuchado los gritos indignados del “actor” Jason Day, el cual grita corrupción y robo cuando de sus opositores ideológicos se refiere; solo por citar algunos casos.

Los “líderes” de la izquierda local o jazz zone, como también son conocidos, deben pedir disculpas –así como ellos exigen a todo el que no piense como ellos- a todo el país por enfrascarnos en un gaseoducto sur que no traerá mayores beneficios a los ciudadanos de este país, salvo un incremento en el recibo de luz. Deben pedir disculpas por imponernos la renovación de la refinería de Talara que más que nada es un sueño del velascato que una inversión rentable, la cantidad de barriles de petróleo diarios que produce esta refinería no justifican esta inversión. En Lima deben de pedirle disculpas a los vecinos de esta metrópoli por entregarle los peajes a una sola empresa que aumentará –por contrato- constantemente los costos del servicio durante los próximos 30 años, perjudicando con esta medida a los que menos tienen y al transporte terrestre. Si te sentiste regio votando por la izquierda en 2010 (municipal), ahora que vayas a eisha este verano a embriagarte o a drogarte, y te compres menos chela o merca por culpa del peaje, te recomiendo recordar estos nombres: Susana Villarán, Marisa Glave, Indira Huilca, Gustavo Guerra García. La ex alcaldesa Villarán ha emulado a sus antepasados, quienes en la década del sesenta del siglo XIX le entregaron la administración de la riqueza guanera a un solo consignatario, la casa Dreyfus; conocido, no.

Quien también debe pedir disculpas es la ex congresista Verónika Mendoza, la cual ha cometido el delito de omisión de denuncia al no denunciar a su entonces jefa Nadine Heredia por el supuesto caso de envío de dinero venezolano para la campaña presidencial de 2006, algo que está terminantemente prohibido por las leyes electores vigentes ese año como en la actualidad.

Otro acto de conchudéz total, es que algunos miembros de la izquierda han llegado a decir que los acusados por recibir sobornos por parte de Odebrecht y otras constructoras brasileras lo hicieron en democracia, y que en democracia por lo menos se eligen a los ladrones; una de las justificaciones más patéticas y pusilánimes que he escuchado en todo lo que va de este caso.

Camaradas y camarados. Si quieren hacer de la lucha contra la corrupción su principal bandera de batalla, un consejito, luchen e indígnense con la corrupción en todas sus formas al margen de la ideología de la persona que haya cometido el delito; porque ustedes hoy en día están demostrando que si la corrupción proviene de ustedes está bien porque se hizo en democracia, mientras que si el corrupto es derecha o enemigo de ustedes, a la hoguera.

La corrupción es el principal cáncer de este país, sea de derecha o de izquierda. Sea en democracia o en dictadura, corrupción es corrupción y debe de sancionarse con todo rigor.

Lucidez no necesariamente comparte las opiniones presentadas por sus columnistas, sin embargo respeta y defiende su derecho a presentarlas.