«La destrucción tuvo lugar en el aire y los fragmentos se desperdigaron por una superficie de cerca de 20 kilómetros cuadrados«. Así informó hoy el Comité de Aviación Interestatal de Rusia (CAI) sobre la caída del vuelo KGL-9268 de la compañía moscovita Kogalymavia a 20 minutos de haber despegado en el valle del Sinaí, en Egipto. Siete tripulantes y 217 pasajeros perecieron; hasta el momento se han recuperado 160 cadáveres en el área del siniestro.
Las revelaciones del director ejecutivo del CAI, Víctor Sorochenko, contrastan con el hermetismo que durante las últimas horas ha mantenido Moscú sobre el accidente, acaecido en una zona con fuerte presencia de grupos insurgentes. Ayer, el video de un avión siendo derribado por un misil -presuntamente grabado por integrantes del Estado Islámico- generaron especulaciones sobre la autoría de ISIS. No obstante, las autoridades egipcias y rusas se abocaron a desmentir esta hipótesis ya que consideraban imposible que un proyectil terrestre pudiera alcanzar más de 30 000 pies de altura.
Las dos cajas negras del avión ya fueron recuperadas y las investigaciones empezarán mañana, en el Ministerio de Aviación Civil de El Cairo. El presidente ruso, Vladimir Putin ordenó la creación de una comisión encargada de investigar las causas del siniestro. Por ahora, los familiares de las víctimas esperan respuestas.
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