Tres alternativas para reformar a las AFPs, por Óscar Peña

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El proyecto de ley para el retiro del 100% de los aportes a la AFP se encuentra pronto a debatirse, es claro precisar que se viene realizando sin una opinión técnica favorable, sin una visión de conjunto y con miras políticas de corto plazo de las que sirvan de medallas personales para la siguiente elección. Al respecto de los sistemas de pensión, ya nos hemos referido en un artículo pasado sobre la ineficiencia del sistema público de pensiones el cual no brinda una garantía al aportante sobre una futura pensión y que gracias a esta pandemia la mayor parte de la gente se ha convencido de que los aportes a las AFP no se van a un agujero negro. En este contexto vamos a explorar tres propuestas para modernizar y cambiar el enfoque de este sistema dando alternativas que busquen un lado una mayor competencia entre las AFP y por otro que cubran necesidades que van en la línea de mejorar la calidad de vida de los aportantes.

Diversificar para competir

Los aportantes deben tener la opción de elegir entre más opciones de inversión y no solo elegir entre 3 tipos de fondo. Es posible que hace 30 o 40 años era lógico pensar en reducir a 3 grandes perfiles de inversión a largo plazo, pero sin embargo hoy en día tenemos personas muy jóvenes que prefieren un tener su dinero en alternativas más predecibles como el plazo fijo o fondos mutuos de renta fija, donde son conscientes que su dinero no obtendrá resultados similares a los generados en bolsa pero estará protegido de las fluctuaciones del ciclo económico como lo que hemos visto en la presente pandemia o la crisis financiera del 2009. Esto dando pie a que los bancos también puedan ofrecer directamente el servicio de administración de fondos compitiendo en base a rendimientos y comisiones.

Retiros extraordinarios

Una desventaja de cualquier ahorro a largo plazo es que su valor siempre se encuentra infraestimado debido a la lógica de que en una amplia mayoría de los casos vamos a valorar más lo que disfrutamos hoy sobre lo que podremos disfrutaremos mañana. Por lo tanto, se debe permitir que el aportante a medida que vaya ganando años de aporte pueda realizar una cantidad límite de retiros extraordinarios. Otra de las necesidades que podría cubrir esta opción de retiro extraordinario es el caso de maternidad o paternidad para que el aportante pueda disponer de un porcentaje limitado de su fondo y pueda cubrir estos eventos. Limitando una cantidad máxima de retiros, independiente si estos retiros fueron por tiempo de aporte o por maternidad.

Capitalizar a los aportantes

El “capital” es toda capacidad monetaria o patrimonio que nos pertenece y de la que podemos disponer. Actualmente el dinero que manejan las AFP configura un capital a medias para los aportantes y, si bien puede usarse un 25% para comprar o prepagar una primera vivienda, en el caso de aportantes con menos de determinada cantidad de años debería permitirse usar como mínimo el 50% para dar una cuota inicial para su primera vivienda. Así también se debe ampliar a los casos en que el aportante ya tenga una vivienda, pueda invertir en capital humano llámese estudios superiores, posgrado entre otros que incrementen las habilidades profesionales, inversión que redundará en un mayor ingreso en el mediano plazo. Así también, para el caso de los aportantes próximos a optar por la opción Jubilación Anticipada se podría emitir un certificado que acredite al aportante por el monto de su fondo para que pueda negociar como un valor a futuro directamente con bancos o inmobiliaria para acceder a una vivienda y que al momento de concretar el contrato los fondos queden prendados a favor de la inmobiliaria a la espera que se cumplan los 55 años requeridos para este retiro.

Con estas tres alternativas se buscaría dar un mayor control e interrelación en el uso de los fondos por parte de los aportantes para que a lo largo de su vida laboral puedan irse beneficiando progresivamente de su esfuerzo de ahorro y también puedan elegir la mejor alternativa de inversión acorde a las opciones que existe en el mercado actual. El sistema privado debe buscar la manera de reinventarse sin desnaturalizar su finalidad previsional buscando un equilibrio entre su fin de ahorro y generar beneficios tangibles para el aportante a lo largo de su vida laboral. Finalmente, los profundos cambios por los que atravesamos a todo nivel obligan a los políticos a una profunda reflexión para buscar la mejor alternativa para nuestras pensiones futuras, confiamos en que seguirán demostrando su alto nivel de empeño en hacer lo mejor para el país tal como lo han venido haciendo hasta ahora.

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