Trump vs Chávez: la disputa por América , por Piero Gayozzo
«Es innegable que tanto la izquierda como la derecha se han radicalizado en los últimos años. Ambos sectores compiten por el poder político de la región con narrativas renovadas y polarizadoras. Queda preguntarnos, ¿habrá lugar para un enfoque ilustrado ente tanta polarización?»
El año pasado se suscitaron dos elecciones presidenciales que dividieron la opinión pública en cierto sector de Latinoamérica: las elecciones de Colombia y de Brasil. En la primera, el empresario Rodolfo Hernández se enfrentó al exguerrillero Gustavo Petro; en la segunda, el entonces presidente Jair Bolsonaro disputó un posible segundo mandato presidencial con el expresidente Luiz Lula da Silva. ¿Qué tuvieron en común ambos procesos electorales?, pues el enfrentamiento de dos visiones antagonistas del quehacer político: el populismo de derecha radical y el socialismo del siglo XXI.
El populismo de derecha radical es una denominación desarrollada por el politólogo Cas Mudde (2019). En ella se reúnen las formas democráticas de lo que actualmente se conoce como derecha, grupos conservadores y nacionalistas, pero que son críticos de los principios liberales. Sus principales características son el nativismo, el populismo y el autoritarismo. Aunque marginalizadas por un tiempo, estas ideas se hicieron públicas con la candidatura y victoria de Donald Trump, un personaje que irrumpió en el escenario norteamericano con ideas y actuaciones políticamente incorrectas, algo que, como era de esperarse, fue copiado en Latinoamérica en lo que en otro escrito mencioné que se conoce como el Efecto Trump.
Pero el populismo de derecha radical es una respuesta a un fenómeno político que logró su mayor apogeo en la región de la mano del comandante Hugo Chávez Frías en Venezuela: el socialismo del siglo XXI. A diferencia del marxismo clásico o socialismo del siglo XX, el socialismo del siglo XXI viró el paradigma científico por un socialismo humanista que apunta al reconocimiento social de multitudes, enarbola el ambientalismo, es autoritario y personalista, abandonó la visión partidaria por la organización social en movimientos o colectivos populares y optó por una actitud rebelde en lugar de revolucionaria.
De la mano de Hugo Chávez, la influencia de esta nueva izquierda se extendió por Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Uruguay en poco tiempo; sin embargo, tras su muerte, el socialismo latinoamericano tuvo un giro en la escena geopolítica regional. Nicolás Maduro, heredero político de Chávez, asumió la presidencia en Venezuela e intentó replicar su estilo, pero la influencia y liderazgo del fallecido comandante no fue copiada. En la segunda fase del socialismo del siglo XXI algunos aliados de Chávez perdieron el control de sus países. Esto ocurrió con Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia. En Argentina los rostros cambiaron y aunque el kirchnerismo aliado del chavismo siguió vigente, aquel país vio el surgimiento de activistas y políticos que bajo el rótulo de “Nueva Derecha” influencian en la región (esto último lo he abordado en un artículo que publiqué en la revista de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires). En este clima surgieron nuevos actores políticos que compartían las ideas del socialismo del siglo XXI, pero que temerosamente intentaron distanciarse de la influencia chavista, algunos de ellos Gabriel Boric en Chile, Gustavo Petro en Colombia, Manuel López Obrador en México y Pedro Castillo en Perú.
Trump vs Chávez
Como se mencionó el Efecto Trump es el efecto dominó generado en la población y en la clase política de derecha. Se trata de un estilo de comunicación y una suerte de plantilla política o receta a seguir que ha influenciado a otros políticos en la región latinoamericana. Destaca básicamente el uso del lenguaje políticamente incorrecto, excéntrico, desafiante y rudo, acusaciones no verificadas, sexismo, xenofobia e impredecibilidad como forma de capitalización del descontento de un sector de la población. Como plantilla política busca destacar la representatividad de dicho sector a través del perfil de empresario exitoso que deja de lado la comodidad de su vida para acudir al llamado de la patria y que es capaz de resolver los problemas desde un enfoque técnico, es decir, empleando los mecanismos con los que logró destacarse en el sector privado.
Lo que llamaremos como Efecto Chávez es la contraparte del Efecto Trump. Es el modelo autoritario o de líder social que Chávez intentó promover en la región, pero que no llegó a consolidarse durante sus años de actividad sino recién en la segunda fase del socialismo del siglo XXI, con la influencia regional de Nicolás Maduro. Se trata de la identificación común de los actuales líderes de izquierda latinoamericana. ¿Qué tienen en común Maduro con Petro, con Boric, Castillo, AMLO y Fernández? Si bien cada presidente tiene sus particularidades, hay un núcleo de características que comparten en alguna medida y pueden dividirse en dos grupos: estilo de comunicación y plantilla política.
Sobre el estilo de comunicación del Efecto Chávez, consiste en el uso de un discurso populista que diferencia entre élites y pueblo; similar al del Efecto Trump. La diferencia entre ambos es que este populismo se vincula a conspiraciones de izquierda, según las cuales existen élites que no quieren controlar el mundo, como afirma el discurso de la derecha, sino que ya lo controlan y harán lo posible por mantener sus “privilegios”. Para empeorar la situación, estas élites son explotadoras, discriminadoras, machistas, racistas y colonialistas. Por esta razón, el Efecto Chávez asume un rechazo a todo discurso totalizante y una aceptación ciega de los microrrelatos. Su narrativa es postmoderna, lo cual significa que rechaza a la modernidad, a occidente y a su cultura, y las culpa de ser las responsables del atraso latinoamericano y del tercer mundo. Naturalmente, no abandona su crítica y oposición férrea al capitalismo, lo único que ha cambiado en su ideología es que ha agregado supuestas nuevas formas de opresión con las que el capitalismo se expresa.
El socialismo del siglo XXI es una izquierda que, aunque acepta la ciencia en materias tan básicas como la medicina, distinto a la derecha que sostuvo un discurso antivacuna y “plandémico”, con tal de darle un lugar a todas las formas de ver el mundo (pachamamismo, blackness, new age, etc.) y en sintonía con su discurso conspiracionista, rechaza el pensamiento científico como más eficiente o mejor que otros. Difundir la ciencia es permisible, pero buscar que la ciencia sea considerada la mejor forma para conocer la realidad, es considerado una perspectiva colonialista y eurocentrista. Este discurso prefiere no comparar si algo es mejor o no, no criticar políticas identitarias por temor a estigmatizar poblaciones, por ello asume la corrección política a como dé lugar. Solo es posible la crítica si esta es dirigida al capitalismo y a los tradicionalismos que suelen rodearlo.
La otra característica del Efecto Chávez es la comunicación pobre de ideas. Las formas con las que los líderes del socialismo del siglo XXI latinoamericano expresan su parecer invitan a creer que el interlocutor tiene una formación muy pobre o intenta tomarle el pelo a quienes los oyen. Un líder que puede ser un incompetente o no, pero que en sus exposiciones hará lo posible por expresar comentarios desafortunados en forma de bromas y dirigir la atención de los problemas sociales a temas sin importancia. En otras palabras, dicen estupideces para desviar la atención de los problemas que sus gobiernos han creado. Esto está vinculado al perfil o plantilla política que ha impuesto, el cual busca representar un sector de la población a través del rol de líder proletario, luchador social o hijo del pueblo exitoso que fue capaz de abandonar la pobreza para acudir al llamado del sentimiento social y humanitario. Solo recuérdese los casos del exchofer en Venezuela, el profesor rural en Perú y el exguerrillero en Colombia.
Comentarios finales
El Efecto Chávez es la manifestación política del socialismo del siglo XXI, una forma de comunicar y una idea de líder social que se está posicionando en las mentes de los partidarios y políticos de izquierda caviar, progre o moderada del continente. Sus efectos son nocivos porque sus esfuerzos apuntan a desviar la atención de los problemas sociales con discursos superficiales que reducen y explican todo con la exagerada denuncia de racismo o el clasismo de por medio, con la satanización del neoliberalismo y con una careta de ingenuidad o estupidez. Otro factor adicional es que vulnera la acción política al idealizar a personajes poco preparados o actores sociales incompetentes para cargos tan importantes en pro de lo que llaman “representatividad”. A pesar de que queda pendiente analizar con mayor detenimiento los discursos de los líderes de esta nueva izquierda para corroborar lo expuesto, es innegable que tanto la izquierda como la derecha se han radicalizado en los últimos años. Ambos sectores compiten por el poder político de la región con narrativas renovadas y polarizadoras. Queda preguntarnos, ¿habrá lugar para un enfoque ilustrado ente tanta polarización?
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Referencias
Mudde, C. (2019). La Ultraderecha Hoy. Barcelon: Editorial Planeta.
Ramírez Montañez, J. (2017). El socialismo del siglo XXI en el contexto de la nueva izquierda latinoamericana. Civilizar, 17(33), 97–112. https://doi.org/10.22518/16578953.902