Una censurable censura, por Josef Zielinski

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Como a muchos, el pedido de censura al ministro Saavedra me sorprendió mucho. Independientemente de que sea el fujimorismo quien detenta la mayoría parlamentaria, no pensé que fueran a realizar este pedido. Es más, pensaba que la interpelación al mencionado ministro no era más que otro episodio de “esgrima parlamentaria”, tan común en los legislativos del mundo. La confianza al gabinete Zavala, la delegación de facultades y la aprobación del presupuesto general de la república, nos hacían presagiar que las relaciones entre el parlamento y el ejecutivo iban por buen camino y que los exabruptos y altisonantes declaraciones entre voceros de PPK y FP no eran más que eso.

¿Qué ha motivado al fujimorismo a pedir la censura de Saavedra? ¿Nos vamos a conformar con la facilista explicación que se quieren traer abajo la reforma universitaria o nos encontramos frente a hechos que la opinología local no llega a descifrar? Y por otro lado ¿acaso una eventual (aunque a estas alturas pareciera que ya es evidente) salida de Saavedra del MINEDU llevará a fojas cero la reforma educativa que ya tiene varios años de iniciada en nuestro país? Creo que es hora de dejar de lado las hepáticas reacciones en redes sociales que está generando este episodio  y tratar de entender este triste episodio dejando de lado nuestras pasiones.

Pareciera que existen sectores interesados en que no se dé una indispensable colaboración entre el ejecutivo y el parlamento y el proceso alrededor del ministro Saavedra, desde mi humilde posición, me parece que no es más que un pretexto para atisbar ésta situación. Ya señalé al inicio que varios indicios nos hacían pensar en la existencia de una colaboración activa entre estos dos poderes del Estado ¿Por qué sacrificar esta por una persona cuando es más que evidente que en caso de ser censurado el ministro Saavedra será alguien de su mismo equipo o – en todo caso – alguien que goce de la confianza del presidente quien lo reemplace? Claro, al ser la política peruana tan antropomorfa y caudillista, creemos que si una persona sale de un equipo, el trabajo se viene completamente abajo. Esta actitud refleja muy poca confianza en el equipo formado por el ministro Saavedra y en la visión de Estado que podría tener tanto el presidente como el ministro Zavala. Entendería que esta actitud venga del fujimorismo, pero lo curioso de esto es que proviene justamente de los sectores que apoyan al gobierno.

Por otro lado ¿Quién es el que se beneficia y quien se perjudica con esta situación de enfrentamiento e inestabilidad? ¿Los grupos empresariales que promueven universidades de dudosa calidad? ¿Sectores que buscan la inestabilidad? ¿Algún interesado en las elecciones del 2021? No deja de ser extraño que justo por estas fechas se terminen reactivando conflictos sociales en el interior (Juliaca y Andahuaylas) o incluso en la misma capital (el increíble episodio de Huaycán) que muestran por cierto la debilidad del ejecutivo para responder ante situaciones que quebrantan evidentemente la ley y lo último que debería buscar el gobierno ante esta situación es enfrentarse con otro poder del Estado. Lamentablemente las declaraciones previas a la interpelación por parte de voceros oficialistas caldeaban más los ánimos. Y un sector de la opinología nacional hecha más gasolina al fuego proponiendo el voto de confianza en este proceso de censura ¿alguien cree sinceramente que si se disuelve el parlamento y se convoca a elecciones parlamentarias el oficialismo va a aumentar su presencia en el parlamento y el fujimorismo la va a reducir?

Si en realidad lo que nos importa es el país lo que deberíamos hacer es tratar de ponerle paños fríos a una situación a la que nunca debimos haber llegado y el presidente Kuczynski tiene que entender que su labor no es la de escuchar los cantos de sirena de sectores que se mueven por un odio visceral al fujimorismo que – nos guste o no – tiene más músculo que el mismo gobierno, sino en ser aquel estadista que sea capaz de aunar a TODOS los peruanos en torno a un objetivo común. En ambos sectores siempre habrá gente que intente generar inestabilidad y busque la confrontación antes que la cooperación. Son los grandes y verdaderos políticos los que se anteponen a estas bajas pasiones y logran convocar efectivamente a una nación.

Ahora bien, lógicamente no es mi intención poner al fujimorismo como una víctima de las circunstancias. Pedir la censura del ministro que ha liderado al equipo que más ha hecho por la educación en el Perú en los últimos 40 años, ninguneando – entre otras cosas – las evidentes mejoras en la prueba PISA, es muy mezquino (Lucho Galarreta yo que te conozco hace muchos años sinceramente no te reconozco en tu faceta actual). El triste espectáculo que vimos en el parlamento durante el debate por la interpelación dado por algunos parlamentarios fujimoristas que extrañamente leían un documento en sus intervenciones y las absurdas acusaciones de fraude en la prueba PISA, fundamentadas en un artículo publicado en el semanario Hildebrant en sus Trece, nos hacían presagiar que la censura estaba siendo digitada desde lo más alto de esta agrupación, actitud que poco ayuda a mejorar la imagen del fujimorismo ante un importante sector de la ciudadanía. La estrechez mental no solo del fujimorismo, sino también de algunos operadores del gobierno, generó que lleguemos a este nivel ¿Quién se beneficia con esto? Les dejo a ustedes esta pregunta abierta.

Después de todo esto ¿acaso ya se ha cruzado el punto sin retorno respecto a un abierto enfrentamiento entre el parlamento el ejecutivo? Espero que no. La colaboración entre estos dos poderes del Estado es indispensable para el éxito no solo del gobierno, sino de toda la nación en su conjunto. Es en este momento que las evidentes y conocidas dotes negociadoras y conciliadoras del Ministro Zavala deben salir a relucir. Por el bien del Perú, ojalá que asi sea.

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