La recientemente concluida jornada de diálogo dirigida por la primera ministro Ana Jara dejó más dudas que certezas en tanto la imagen del gobierno se vio debilitada al ser desairado por las principales fuerzas de oposición.
Este desaire, sumado a la crisis “Pulpín” y el conflicto social en Pichanaki,, dio a entender que el gobierno era incapaz de plantear una agenda de gobierno y aglutinar a las fuerzas políticas alrededor de objetivos en común. La conclusión evidente de estos incidentes hubiera sido que el gobierno no sigue el pulso de la población y la oposición tiene la suficiente astucia para no dejarse meter en el mismo saco. En ese momento, analistas y opinólogos de derecha e izquierda vociferaron que el Ejecutivo, personificado en su faceta operativa en la figura de Ana Jara, tenía los días contados.
Sin embargo, la aparentemente discreta ministra ha dado dos movidas en el ajedrez de Palacio que ha permitido que no sólo recupere oxígeno y confianza de sus jefes, sino que ha sido capaz de concretar tareas pendientes y que hace unas semanas eran razón suficiente para pedir su cabeza. En síntesis, Jara ha dado dos golpes certeros que la empoderan y la envuelven en un halo de necesidad para el gobierno.
Primer golpe: Dame la U
Urresti era el insurgente del gabinete Jara, aquel procaz portavoz que asumió con poca seriedad un cargo que exige, al menos, transmitir dicha cualidad. Jara, quien durante su gestión ha dado señales de ser una política generadora de consensos y aparentemente creyente en el “soft power” en lugar de la confrontación con la oposición, veía en Urresti a un bullicioso elemento que, ya sea por cálculo o vehemencia, limitaba su horizonte de acción basada en el trabajo tras bambalinas. Urresti sentía que tenía la sartén por el mango, toda vez que su alto índice de aprobación blindaba cualquier intención de despido.
Pues, fiel a su estilo, Jara trabajó en silencio y esperó con paciencia. Una vez frustrada la jornada de diálogo y en vista de la pérdida de credibilidad del titular del Interior, convenció a sus jefes de la necesidad de homogenizar el discurso político del gobierno, y para ello se requería de prescindir de los servicios del vocero distinto, del portavoz altisonante. Ese trabajo, de perfil bajo y de hormiga, permitió que Jara finalmente cuente con un gabinete articulado en sus intervenciones y que haga posible colocar paños fríos a situaciones delicadas.
Si bien éste parecía ser el gran golpe del gabinete Jara, éste ha dado uno más, que completa con audacia las acciones recientemente emprendidas.
Segundo Golpe: El espía imperfecto
La frustrada jornada de diálogo se caracterizó por la abundante presencia de “pitufos”, como el humor peruano ha catalogado a aquellos partidos-empresa o marcas personales de algunos alcaldes y congresistas. Tal reunión no tuvo éxito en convocar a la hoy primera fuerza del congreso (el fujimorismo), ni tampoco a la otra fuerza opositora que, a pesar de tener apenas cuatro parlamentarios, cuenta con un líder muy mediático que suele encontrar espacios para generar inestabilidad política (el PAP).
Coincidentemente, esta semana, inaugural para el gabinete Jara 2.0., se hizo público el proceso sumarísimo emprendido contra tres miembros de la Marina de Guerra del Perú, quienes aparentemente han servido de espías y vendido información a Chile. Tras el anuncio, el gobierno convocó a una reunión de Estado, para la que, nuevamente convocaba a las fuerzas políticas del país, aunque con otra motivación y tema de discusión.
¿El resultado? García, Toledo, Castañeda y Fujimori estuvieron presentes en la reunión. En vista de la debilidad política interna, no hay mejor excusa para unir a un país que la potencial amenaza de un enemigo externo, y el Ejecutivo tomó tal oportunidad para convocar a una reunión que permitiera a los distintos actores políticos plegarse a la posición del gobierno. En conclusión, el gabinete Jara se fortalece, y contribuye a levantar la imagen del Jefe de Estado, como uno que es convocante y logra sentar en la misma mesa a actores políticos tan distintos como rivales. Lo que no se pudo en la jornada de diálogo, se logró con esta reunión de Estado.
Las habilidades políticas de Jara cada vez son más evidentes, y no debiera sorprender que tenga un rol relevante en la decisión de quien sea el candidato presidencial del humalismo el 2016.